Del ruido del Agua

Del ruido del Agua

Selección de poemas del libro Aqua (2024), de Silvia Barei

Del ruido del Agua
Del ruido que hace una gotita cayendo de la canilla.
Allí el Agua tiene su amanecer y su sombra.
Del ruido de la cascadita donde juegan unos niños /cerca de mi casa/.
Allí el Agua es sinfonía de un mundo en teoría perfecto.
Del ruido cuando sopla el huracán.
Allí el Agua abre sus fauces en rugido de esperpento.
El ruido del Agua de lluvia sobre el tejado
es el llanto por algo lejano, una promesa o un milagro.
El ruido del Agua cuando sueño
es ocultarse en algún cuento, volverse fantasma o jardinero.
El ruido del Agua cuando riego
es la forma de un pez en un pañuelo.
El ruido del Agua en el vaso nocturno
soy yo misma vestida y desnuda
en una habitación con paredes de selva.
El ruido del Agua en el Mediterráneo en el Darién en Gaza en la quebrada de Humahuaca
en el hielo de la Antártida en las tierras de los wichi y los chané en las cenizas de
Australia
suena a metralla sabe a sal y a derrota y en la tarde última dibuja una lágrima.
El ruido del Agua no nombra los nombres de este tiempo.

Si escribo Agua
se moja
el papel
se mancha de tinta.
Nada tiene sentido
si caigo en el infierno
por un renglón avaro de luz
por el caos
por los dragones de las letras
por el vacío del nada decir
del nada sentir.
El ruido del Agua es el silencio de los nombres de este tiempo
arrinconada
atrapada en una red
en la piel lisa del cemento.
Pobrecita
la palabra Agua.

Canto
El tren pasa como un fuego
por el viejo país donde ya no vivo.
Camino a la nada
dibuja una línea incierta de polvo
martilla la oscuridad de norte a sur
cuelga de la noche
suspendido en un puente.
Huyen de él
los pueblos las laderas de los montes
el río que se ofrece en sacrificio.
Peregrinos se detienen a mirarlo.
Canta una mujer en un balcón en lo alto
/ese espacio entre ella y el mundo/
Se asoma al horizonte y quiebra el silencio

su perfil de sirena
su timbre de soprano.
Su voz es Agua que tiembla.
Los hombres se esconden.
Hay quien se asoma al río desde una baranda.
Solo los niños se ríen
como si acabara de nevar.
Alguien en este pueblo se despertará llorando.

El hombre que nada
Dijiste
Soy el nadador, Señor, sólo el hombre que nada.
Gracias doy a tus aguas porque en ellas
mis brazos todavía
hacen ruido de alas.*
Y te volaste
por las arrugas de tu cara
por la red de palabras que se deslizaban en un reloj de arena
se caían /te caías/ nos caíamos/sin remedio
y sin ruido.

Nadie
recuerda
el granito de sal
la última gota

el tiempo acabado
el correr de las cosas
hacia un país extraño
donde no hay mujeres

ni río
ni tristeza ni milagro.
Solo
una brazada
la flotación del miedo como marca.

Héctor Viel Temperley

W. H. Hudson/G.E.Hudson

Hay la orilla de un río que parece infinito
unos carros pasan golpeando el empedrado
lámparas de gas alumbran las calles
un griterío de vendedores y un joven que habla en inglés
arropado en un poncho argentino.
Campesinos, marineros rústicos bajan de un barco
y ese muchacho que deja una tierra púrpura
/para empezar a soñarla/
sube arrastrando una maleta con libros y
da por sentado que no habrá regreso
que se irá para siempre
sobre la espuma del mar.
Perdido en las calles húmedas de Londres
sabrá
-años después y ya hombre cano-
mientras mira dibujos de pájaros y caballos
mientras atisba el cielo en una tarde inesperada
entre los célebres jardines de Kensington
y sus fuentes de Agua urbana
sabrá
-que lo único que tenía-
/su novela de amor con la pampa

su lugar perfecto
su patria estremecida/
lo han abandonado.

Los caminos que conducen a la literatura
El sudor en el cuerpo
las mantas
las aspirinas
la mano de mi madre
las compresas
el líquido a sorbitos
y un sueño persistente:
un niño, una cajita de música
un río lejano y transparente
y un delfín en una burbuja salpicada de Agua
aislados en un mundo
pequeño que crece
cuando la fiebre me arrastra por el aire.
Si me entierran
/pienso/
que me lleve el delfín por el río ancho /aprisionada/ con el niño que me acuna en su
pecho.
Que me lleve hasta esa morada en algún mar en algún puerto.
Pero si no muero
/pienso/
quiero escribir sobre la cajita de música en movimiento/ las líneas de un pentagrama
/cuatro negras y ocho corcheas/ la sordera de Beethoven/ un tango en el bandoneón de
Mederos / una mujer llamada Berta recitando poesía/ alguien querido que está enfermo/ el
sonido de las vocales/ el compás la música el ritmo del silencio.
Y la sensación de irrealidad de un libro abierto.

 


Silvia Barei vive actualmente en Cerro Azul ( sierras de Córdoba). Es doctora en Letras y escritora. Se desempeña como profesora de posgrado en distintas universidades nacionales y participa activamente de la vida cultural de Córdoba. Ha publicado numerosos libros teóricos de su especialidad (Teoría literaria y Teorías de la cultura) y once libros de poemas entre los que se citan los cuatro últimos: Sangre acompasada, Carmen, Fauna y Aqua. Integra el grupo Palabras de poeta.

Desterrar el imaginario

Desterrar el imaginario

Poemas del libro inédito El mundo tiembla en mis manos, de Cecilia Carballo

 

Desterrar el imaginario
andar al estilo Run Like Hell
donde el infierno
es una revelación
no se aprende
bajo los capullos de los tilos
sí en las grutas perdidas en la playa
sé de esteros sutiles pero no hay sangre
un fósil es un refugio
las arañas peludas que atrapan
son la historia
sin limo
con la certeza de no hay tiempo
con la miasma pegoteada
en los dedos
lo maduro es todo lo que estalla.

————————————————–

El lobo
no puede huir
nos mira
se acerca separado por una pared de agua salada
Rom Freschi

 

Vino el mar
hacia nosotros
en un sueño

con olor a viento
sin olas
con piedras encalladas
y estepas amarillas
sobre su piel acuosa

nubes en fila
se posaban
bajo un azul inmenso

Vino él a buscarnos
como si
nos diera el silencio.
Su silueta se posa
en nuestras retinas
tiene esa magia
de hacernos volver
a los días en los que
su arena nos zarandeaba

no queremos huir
de ese momento

el agua salada
nos mantiene despiertos.

 

Prosas del fanzine El viento no vendrá a despeinarme, editado en junio de 2024 por Halley Ediciones

 

Las horas
La sociedad es un estruendo, la crueldad vestida de hereje deambula por los
techos, veredas, asfalto. No soy incólume a tanta eclosión. Cada palabra puede
ser una lanza que estalla en el vientre. Prefiero ser un bicho de la humedad, de
esos que se doblan con facilidad hacia adentro. Vivir entre papeles en un caos
sin brújula, ser agreste y encontrar el umbral en la hoja que cae sobre el pasto.
Estar en mi propia tierra, sin acatar órdenes de quienes embuten aguijones
para sentirse magnos en cualquier sitio.

Algo entre las manos
Caminás en una cornisa, pero firme. Algo vibra en el ambiente, rompe los
espejos y te ves de nuevo con los dedos hundidos en la tierra. Es un laberinto
de alta velocidad. Te das cuenta de que el hálito es tan breve. Estás diáfana y
sin ley. Intentás alejarte de esas vías, pero una fuerza centrífuga te atrapa. En
esos nubarrones seguís tu propio hilo y aparece el arte con su belleza. Tomás
en tus manos ese instante de chispa.

 


Cecilia Carballo nació un 25 de febrero en CABA, pero vivió su infancia entre Ituzaingó y Río Grande. Es profesora y Licenciada en Comunicación Social (UBA). En el 2012 obtuvo una mención en el Concurso Provincial de Poesía “Ginés García”. Publicó los libros “Hay tierra bajo mis pies”, “El vibrar del fuego” y “El único color que vemos”  “El viento no vendrá a despeinarme”. En 2021 participó  de la Campaña Nacional de lectura de México con su libro infantil inédito “Las casas de los vecinos y los imaginarios”. Actualmente da talleres para infancias y adolescencias en la Universidad Nacional de La Matanza.

Lo sagrado

Lo sagrado

Nos comparte sus poemas Alejandro Cesario

Desalojo

Orfandad de tierra colorada.

Se le vino el desahucio
y con el desahucio el morapio
y con el morapio,

cuaja hilachitas de ilusión.

Nana

         Todo lo que pidan en la oración con fe, lo alcanzarán.
         Evangelio de Mateo 21:22

Sentadita perpetuada
a su lado.

Mustia,
tartajea una nana.

Breza,
asequible al milagro.

Hospital

Una carantoña
dos carantoñas…

Ella
bufa, refunfuña,

y aún

el estriego milagroso
de mi mano con la suya.

Vidalita

Sedente
en la pringosa escalera.

Piltrafa
tañendo un cajoncito.

Velita de moco que cuelga.

Y a veces, sólo a veces,
le cae la dádiva del arrumaco.

Desarraigo

Estrías amputadas.
Tatuado de esperanza.

Mirada huérfana,
mueca cadavérica
enraizada en la tierra colorada.

Paleto en la gran urbe
anda el Misionero,

arrasado de changa en changa,
sudado en la pelambre
del yugo cicatero,

anudado en la orfandad
bajo el zumbido del machete.

Labrador

De regreso a la barraca

chupa las vainas
de algarrobo maduras

y escupe el resto fibroso.

Queda un amparo,

el asilo del abrazo.

Estación Los Polvorines

Bujeta y menestra.

Pie despojado
sobre la tesela.

Pibita
que fabla una tonadita

y además,

mendiga una mirada.

Tucumano

En campiña galesa,

sobado al sudor,

sumido al vesperal dominio,

manduca el chusco de la desdicha.

Y al encumbrar sus párpados,

plaña la lejanía.

Ñorquinco

Ignoto bracero.

Dehesa.

Lábaro.

Y pingajo bermejo.

Ahí debajo,

yace diáfana una luz.

Dibujo

Asperja sobre el lienzo.

Irriga de aljófar a la muerte.

Y la bruna
guedeja de yayita,

germina.

Titiritero

Con fulgor y con palabras,

una hilacha en lo real,

y otra

en la brizna magia.

Refugio

Después de lijar paredes

en tugurio del conurbano.

Sesgado sobre la piltra,

oteando la techumbre,

atiza el amparo

de su río Bermejo.

Confesión

Dijo el gurí, en Lozano.

-Inhumé,

a mi yayo y a mi tatita
en osarios comunales.

No teníamos una moneda
donde apoquinar la propia umbría-.

Rezo

Ora el Guaraní en el cementerio:

-Padrecito mío, hoy es domingo,

no hay que arrear,

haceme un lugar a tu lado-.

Canción

El hachón encendido.

La mantilla.

La enjuta zampoña

y un afable Huanyto

te sueñan.

En el barrio

La triste aojada en la epifanía

otea por la ventana.

Mira pasar.

Vive Acá o acullá.

No sabe quién es.

Formoseño

Suso al andamio.

Ovilla el algodonal.

Olisquea la mandioca frita.

Va y viene
por las teclas del acordeón

hasta hallar su voz,

de tierrita colorada.

Lo sagrado

Dejó lo importante

chamuscándose en la pira.

Huyó del rancho

con la estampa de su tatita.

Aún

Vive solo

y acomodó los patucos
esperando la epifanía.

 


Alejandro Cesario, 1967, nació en Buenos Aires. Dirige junto a Roberto Raschella y Daniel Riquelme Ediciones la yunta. Publicó: Esas miradas tristes – un viaje por la Patagonia, El humo de la chimenea, Fragor de borrascas, Ciervo negro, Estación de chapas, La última sombra, El bruto muro de la casa propia, y Tonada que no canta, ente otros.

Camino del agua

Camino del agua

Selección de poemas de César Bisso

Caballo de Vivoratá

Sol
en medio del pajonal
envuelto en bruma,
plantado como un álamo.

Solo
sin jinete en el lomo.
Ojos abiertos al horizonte,
centinela de su propia sombra.

Solo
entre fango y vizcacheras,
hunde sus patas en el bañado
a la espera de una lluvia lerda.

Solo
refugiado en la soledad
apaga el sol con un relincho

y hace desaparecer la tarde.

Talampaya

Camino detrás del silencio.
Los pasos son cortos, pesados.
En medio de una naturaleza extraña, inmóvil,
el sol cobija mi desamparo.
No intuyo el rumbo. Todo es turbio.
Levanto una piedra, se deshace en mis manos.
Sorbo un trago de agua, se vuelve sal en la boca.
Siento que la vida se extingue, que no hay futuro.
Recuerdo a mi madre, el vaticinio de aquella pitonisa.
El milagro está sujeto a los pies.
Ahora entiendo. Lo único que me salva es el camino.
Ir siempre por él, a contraviento de la desgracia.
Algún día llegaré a la ciudad que no existe.

Larrechea

¿Quién fue el primer hombre en medio de la inmensidad,
la mujer que purificó sus manos en el aire leve de la tarde?
Habrá que hurgar en la historia,
en la fatiga de los arados, el lento carro que aún repica,
la huella extraviada al borde de la frontera,
el alboroto de perdices y la majestad oculta del caballo.

¿Dónde ocurrió? ¿Sabrá el rosario que cuelga del oráculo,
la siembra en vigilia, el pan que alumbra la pobreza,
la comadreja escondida en el maizal,
la rama que persigue su propia sombra,
aquel hombre que quiso ser ofrenda de fe,
aquella mujer dispuesta a procrear en tierra virgen?

El pueblo comulga en la gran mesa.
Lejos de su origen, cada parroquiano espera
el instante supremo de atar del mismo carro
fuerza, voluntad, angustia y sueños.

La fuerza descansa en brazos de un tala.
La voluntad en el santuario del hornero.
La angustia en la lluvia rubia y el tabaco acre.
Los sueños en el presagio de los difuntos.

El verano corre bajo el sol,
va y viene del estanque a la sed,
cruza el patio de malvones
asciende por el cordel de ropa tendida
y escupe su fuego sobre el forraje.

Nadie oye la voz desvanecida del tiempo.
En el secreto de viejas tumbas arde.

Pescador de Carancho Triste

El pescador huele a silencio.
Al alba tiende las redes en el anchuroso cauce.
Mansamente rema hacia la otra orilla,
inclina el torso a un costado de la canoa
y recoge desde la hondura los frutos sagrados.
El filo del cuchillo apresura la muerte,
dedos carcomidos hurgan entre anzuelos.
Al mediodía, del aro de metal descuelga la carne
y una olla con grasa caliente la vuelve fritura.
La siesta traspasa la marisma, venera al sauce.
En el rancho el hombre friega la oscura corteza,
siembra escamas por encima de su compañera.
Fornica como si alzara con regocijo un dorado.
Después regresa al oficio de tallar en el agua.

El pescador nada pide y poco tiene.
En la pobreza reside su donación a la vida.
Atizado por el vino, alardea con el nombre del paraje:
aquí la gente come hasta las tripas de lo ganado.

El carancho vigila, tristísimo, sobre la rama.

Camino del agua

Escucha la canoa,
habla con voz del agua.

El decir de mi padre
resuena en dóciles remos.
Circulo humedales del monte,
allá lejos,
donde los arroyos desaguan
en la enjundia isleña
y los naranjeros
salen al encuentro del sol.

La voz del agua es la infancia.

Luz y sombra del primer deseo.
Ardoroso temblor de verano
en las espigas del viejo curupí.

Turbia nube se vuelve verde,
más verde todavía
al caer como una exhalación
en el incendio del universo.

Escucha la canoa.

Revela el milagro del regreso.
La tozudez de bogar y bogar.

Atravieso el camino del agua.
Percibo su voz. Diviso Coronda.
Recuerdo el adiós de mi padre.
Allá voy. Ávido de vida y muerte.

Arremete la infancia con su daga.
El melodioso acordeón de las olas
estremece la hojarasca.

En la orilla desgranada vibra el juncal.

 


César Bisso. Coronda, Santa Fe, 1952. Además de escribir poemas y ensayos, es sociólogo y periodista independiente. También fue profesor universitario durante casi 30 años. Ha publicado La agonía del silencio; El límite de los días; El otro río; A pesar de nosotros; Contramuros; Isla adentro; De lluvias y regresos; Las trazas del agua; Coronda; Permanencia; Cabeza de Medusa; Un niño en la orilla; La Jornada; De abajo mira el cielo; Haikus felinos; Andares.  Fue invitado en diferentes ediciones a ferias de libros, festivales de poesía y encuentros de escritores realizados en el país y en diversas ciudades de América Latina y Europa. Obtuvo diversas distinciones literarias, entre ellas el Primer premio de poesía José Pedroni, otorgado por la provincia de Santa Fe; el Segundo premio municipal de poesía, otorgado por la Ciudad de Buenos Aires; y la Faja de Honor de la Asociación Santafesina de Escritores.

Urbanización X

Urbanización X

Marta López Luaces nos comparte un fragmento de su nuevo libro Urbanización X:

Urbanización X 

 

En un artículo para la New York Review, el premio Nobel de economía Amartya Sen estimó que en Asia faltaban alrededor de cien millones de mujeres debido a los infanticidios, los abortos selectivos y la inadecuada nutrición de las niñas. Sen llamó a esta masacre “las mujeres desaparecidas de Asia”.

 

Antiguamente, [en Tailandia] las hijas se vendían cuando había problemas económicos graves en la familia… Ahora los padres se vuelven locos por comprar bienes de consumo…; con el dinero de la venta de una niña se puede comprar un televisor.” La nueva esclavitud, Kevin Bles

 

“… el endriago utiliza la violencia como medio de supervivencia, mecanismo de autoafirmación herramienta de trabajo reafirma su virilidad demostrando su capacidad de hacer cualquier brutalidad.” Capitalismo gore, Sayak Valencia 

 

“Aquí [la frontera de Estados Unidos y México] convive el capitalismo extremo con la corporación plutocrática, monopolística, global, concentración especulativa y predatoria, fundada en la maquinaria militar y en los medios de comunicación.” La máquina feminicida, Sergio González Rodríguez

 

Alemania: 139 femicidios en 2021

Estados Unidos: 2991 femicidios en 2019

España 49: femicidios en 2022

México: 1.199 femicidios en 2019

Rusia: 14.000 femicidios en 2018

Argelia:7.000 femicidios en 2018

 

página@blog.urbanizaciónX

Grupo Privado

 

PedroV@urbanizaciónJ

16:12hrs

 

A esa cabrona tendrían que hacerle lo mismo que les hacen a todas esas mujeres. A ver si así aprendía. Todos los días aparecen cuerpos destrozados en los territorios fronterizos y ya nadie se escandaliza.

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Antia@urbanizaciónX

Administradora de la página 

16:30hrs

 

Como administradora de esta página aviso que de ahora en adelante se borrarán todos aquellos comentarios que contengan amenazas o insultos. Por falta de recursos, sólo se consignarán tres o cuatro respuestas a cada posteo; las restantes se podrán ver en el archivo.

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Uxía@urbanizaciónD

8 de agosto del 2099 

16:02hrs

 

A veces leo lo que escriben de mí en las redes. ¿Curiosidad? ¿Morbo? ¿Autocastigo? No sé. Pero de vez en cuando siento la necesidad de entrar y mirar. He leído vuestros insultos, vuestros intentos de disculparme, vuestras muestras de comprensión o rechazo. No me importan mucho vuestras opiniones, pero por alguna razón, necesito leerlas. Un grupo de residentes de las urbanizaciones privilegiadas confunde con empatía su condescendencia hacia lo que hice, mientras los habitantes de las urbanizaciones medias confunden su rechazo con responsabilidad. Sólo la población de las urbanizaciones marginales, como la de la X, no me censura. Allí donde quedan muy pocas mujeres, quedan muy pocas esperanzas. La desesperación es muy comprensiva y, por eso mismo, muy cruel. Sé que las pocas mujeres que residen por esas áreas no me juzgan, aun cuando no hubiesen actuado como yo. La sobrevivencia impone su propia moralidad: nuestro siglo nos ha convertido en cuervos. 

 

El exilio, la emigración, el destierro son todos destinos despreciables. Nuestra enajenación comienza con el vacío sentimental y continúa con la alienación de nuestra existencia. Hoy yo también conozco ese estado de extranjería, ese sentimiento de desarraigo, que se ha instaurado en la población en este final de siglo. Asfixia. No lo digo a modo de disculpa. Podéis acusarme, amenazarme, insultarme, si eso os hace sentir mejor. No me importa. No creo ser más culpable que cualquiera capaz de sobrevivir a los sucesos de nuestro tiempo. Me recrimináis por las redes. Me acusáis. Me llamáis desleal. Pero entre todos construisteis mi traición. Todos somos culpables. Todos somos traidores. Esta es la sociedad que hemos creado. No hay mayor verdad que la traición. Hoy, la única realidad que existe se basa en la mentira, pero no por eso es falsa. 

 

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Moia@urbanizaciónX

19:20hrs 

 

No estamos condenados a inmolarnos, aunque la Administración nos haya convencido de que es inevitable. Amabel proclamaba la salvación de la tierra y eso ya no conviene económicamente.

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DavidS@urbaniaciónG

19:27hrs

 

Los empresarios crearon la organización global más poderosa de la historia. Y sin embargo no pueden o no quieren detener la autodestrucción. No entiendo.

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Bernard@UrbanizaciónD

19:28hrs

 

La gente se olvida de que el endeudamiento de las naciones hizo que, para salvar la economía internacional, el FMI y el OMC vendieran países enteros a las empresas. La Administración nos salvó de la miseria. La destrucción del planeta comenzó antes de que la Administración tomara el control mundial.

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Uxía@urbanizaciónD

11 de agosto del 2099 

19:00hrs

 

Es fácil juzgar. Hacedlo. Os sentiréis superiores. Inocentes. Culpad a un ser humano para redimiros. Pero entre todos construimos la trama de mi historia. Hemos normalizado el mal: la agresividad, el egoísmo y la violencia son parte de nuestra cotidianidad. El mayor entretenimiento es la violencia. La muerte se ha introducido en nuestro deseo. Sólo la Comuna se opondría a este régimen. Al principio la Administración no se preocupó. Los creyeron inofensivos: jóvenes aburridos que en cuanto encontraran un empleo y tuvieran que mantener a sus hijos dejarían ese idealismo activo por uno de palabras y opiniones. La SIS, el aparato de seguridad de la Administración, se equivocó. La Comuna tendió la mayor red de células de transformación social de la historia. Hizo uso de la dark web para introducirse en los chips personales de los habitantes de la tierra. A diferencia de hoy día, la Comuna empleó el viejo sistema TOR. Ya casi nadie lo usa y por eso mismo sus miembros pudieron esconderse sin levantar sospechas en toda la maraña informativa en la que vivimos. De este modo y así como fue pasando el tiempo, la Comuna se popularizó no solo entre las poblaciones marginales, sino también entre las medias. La Administración respondió clasificándola de grupo terrorista. Amabel, Antia y Gia ingresaron a la Comuna sabiendo muy bien qué peligros implicaba. Yo no soy culpable de las decisiones de otros.

    Respuestas

Catherine@urbanizaciónJ

19:43hrs

 

La Administración es un gobierno corporativo, solo se preocupa por el bienestar de los accionistas. Para sus empresarios somos datos de compra y venta. Es verdad que Uxía no es la única culpable de la desaparición de Gia y Amabel.

  Respuestas 

 

Sonia@urbanizaciónG

19:30hrs

 

Primero nos acostumbraron a prescindir de cualquier tipo de privacidad para después controlarnos con la propia información que proporcionamos a través de los chips personales. Amabel, con la ayuda de Gia, desarmó el órgano de seguridad de la Administración arrebatándoles el control de los chips. Por eso la desaparecieron; sin ti, Uxía, nunca la hubiesen encontrado.

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lanaranjamecánica@urbanizaciónX

20:08hrs

 

Dejar la noito de la humanidad. Derrumbemos los schestos impuestas a la imaginación de la no-cracae.

 

Repuestas

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Uxía@urbanizaciónD

19 de agosto del 2099 

13:28hrs

 

En la urbanización X, la noción de espacio y tiempo es otra. Se evita toda rutina. Es peligrosa. Se vive con temor. La población no repite sus actividades diarias. Se trata de hacer la mayoría de las actividades en línea: la compra, la educación y los juegos de los niños. La violencia se ha normalizado. Casi ya no quedan mujeres. Las pocas que residíamos allí pertenecíamos de alguna manera al líder del cartel de la X; ya porque éramos familia, como yo, o porque trabajaban para el cartel, por lo general como prostitutas. Hace tiempo que ser mujer en la X se ha vuelto peligroso.

Gran parte de la X ha sido arrasada por las inundaciones, los incendios, las sequías y otros desastres naturales. Desde niña sabía que la crisis ecológica, ya entonces imparable, transformaría la urbanización en otra área inhabitable del planeta, tal como ya lo eran las urbanizaciones Y y Z.  La falta de medio –de agua, en particular–, ha permitido que pequeños incendios se transformen en tragedias. Los vecinos tratan de apagarlos con lo que tengan a su alcance: sábanas, toallas, trapos… Pero pocas veces resulta efectivo. Así muchos se vieron obligados a residir en sus calles, donde sólo sobrevivirían unas semanas. Los pocos que tienen la suerte de tener un empleo, por lo general es teletrabajo. Si tienen que ir a la oficina, no toman el mismo camino dos jornadas seguidas por miedo a que los sigan y los secuestren. En la X, las relaciones de amistad y de noviazgo se hacen mediante avatares. Se evita salir a la calle; es arriesgado. El clima de violencia se respira en el aire. Los residentes piensan el espacio y el tiempo a partir del riesgo que implica cada actividad en un momento y en un lugar específico. Son prisioneros en sus propias casas. Los desamparados, los mendigos y los sintecho no sobreviven más de un par de semanas; son asesinados por diversión. 

                 Respuestas

 Moia@urbanizaciónX

      14:00hrs

 

La falta de los recursos básicos y la recurrencia de las pandemias sirvieron como lógica para hacer de los países urbanizaciones amuralladas, lo que llevó a la deshumanización de una gran parte de la población mundial. Uxía, tú eres parte de ese proceso, solo que no eres su víctima sino una de sus beneficiarios. Tuviste miedo de perder esa ventaja.

 

        Respuestas

TomB@urbanizaciónD

                 14:37hrs

En el siglo XX, con la caída del muro comunista, los empresarios, los llamados CEOS, comprendieron que ya el capitalismo no necesitaba la democracia para crecer y enriquecerse. Ahora, los que residimos en las urbanizaciones medias queremos ignorar lo que ocurre en las bajas para no sentirnos responsables de lo que ocurre más allá de nuestros muros.

    Respuestas

Dorothy@urbanizaciónG

15:02hrs

Cuando un presidente corrupto, Nixon, inició la economía financiera, comenzó el proceso de   dividir la población mundial según su valor económico: las mujeres siempre han sido el grupo con mayor pobreza el mundo.

Respuestas

Sam@urbaniaciónE

15:16hrs

 

Tendrían que concientizarse económicamente y volverse productivas; de lo contrario, no podrán continuar quejándose como siempre lo han hecho. Deberían dejar de lamentarse tanto y empezar a actuar.

          Respuestas

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Uxía@urbanizaciónD

21 de agosto del 2099 

12:28hrs

 

En la X se crean y se esparcen rumores de los habitantes de la urbanización A. Se asegura que sus residentes son clones de los primeros empresarios que reorganizaron el sistema económico y, con él, la geopolítica del planeta. Otros piensan que los ejecutivos de la A han podido vivir hasta los doscientos años. Mas aún, creen que la medicina ya ha avanzado tanto que los primeros ejecutivos que reorganizaron las urbanizaciones aún viven en la A, gracias a algunas píldoras milagrosas. Otros, sin embargo, creen que lo que las pantallas nos muestran de la A es pura mentira, son deepfakes. El poder de la Administración es omnipotente o eso es lo que la mayoría de la población ha querido creer. Los rumores, independientemente de los datos, han servido para darles a sus ejecutivos un estatus de dominio absoluto. 

                Respuestas

Max@urbanizaciónD

14:05hrs

 

La esterilidad cultural y la desinformación fomentaron rumores conspiratorios. Hoy la superstición es información. La Comuna, con la ayuda de Amabel y Gia, creó el único algoritmo que pudo desbancar toda esa desinformación. La Administración no podía permitirlo. Nadie me va a hacer creer que la Comuna es culpable de sus desapariciones. Eso es lo que quieren que creamos. Uxía miente para que culpemos a la Comuna.

Respuestas

  Paul@urbanizaciónF

  17:21hrs

 

  El siglo XX proclamó la muerte de las ideologías sólo para verlas resurgir en movimientos   

  populistas. Hoy vivimos las consecuencias. 

Respuestas

  Michelle@urbanizaciónG

  18:03hrs

 

  Se dejó de creer en Dios. A veces me parece que la necesidad de creer en una realidad que  se nos escapa nos hace tan religiosos como eran antes quienes creían en Dios. 

Repuestas

Ana@urbanizaciónD

19:00hrs

 

No entiendo. ¿Te puedes explicar?

Respuestas

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Uxía@urbanizaciónD

22 de agosto del 2099 

14:12hrs

 

En la X, las nuevas y las viejas epidemias –cólera, tifus, tuberculosis, covid, polio, malaria—- y la falta de higiene ha reducido el promedio de vida casi a la mitad. No así en las otras urbanizaciones. Es verdad que los centros pudientes hoy viven unos treinta años más que en el siglo pasado. Esto no es por ninguna píldora milagrosa, como se cree en la X, sino porque la tecnología de los chips personales de alta gama detecta cualquier enfermedad antes de que se vuelva una amenaza. Esas aplicaciones, demasiado caras para la mayoría de la población, les han alargado la vida unos treinta años a aquellos que pueden costearse esos tratamientos. Las cámaras sensibles que rodean a las urbanizaciones de la élite detectan y detienen cualquier virus a punto de alojarse en una persona. Así, protegen de la A a la E de las epidemias que tanto han afectado a los habitantes de las urbanizaciones pobres. Hoy en día es común que los residentes de la D y de la E lleguen a los 110 años, se dice que los habitantes de la A y B llegan a los 120, mientras que en la X el promedio de vida no pasa de los 49 años. Hoy ya sabemos que el dinero implica salud. Pero ya a nadie parece importarle. En un principio, todos quisimos creer que, las ventajas de la tecnología nos beneficiarían a todos. Ahora sabemos que no es así.

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Bob@urbanizaciónE

14:35hrs

 

Según la información que recibimos, la gentrificación mundial es un éxito, aun cuando la miseria mundial ha crecido. La verdad, no lo entiendo.

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Vivian@urbanizaciónD

14:48hrs

 

Los ejecutivos, los CEOS, les ganaron el pulso a los líderes políticos cuando se hicieron cargo de la narrativa cultural. Hoy los reverenciamos como antes se reverenciaba a la antigua monarquía o a las estrellas de cine y videojuegos.

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Gabi@urbanizaciónF

15:15hrs

 

Hay demasiada gente. Las máquinas —robots, ciborgs, 3D réplicas, los brazos electrónicos…— le sacaron el trabajo a la mayoría de los habitantes del planeta. Necesitamos reducir la población.

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Uxía@urbanizaciónD

23 de agosto del 2099 

21:18hrs

 

Las urbanizaciones pobres atraen gran cantidad de prófugos que se saben a salvo en sus barrios: asesinos, sicarios, secuestradores, violadores y todo tipo de narcotraficante han hecho de sus calles una contienda. Los niveles de sadismo que muestran los cuerpos arrojados a los basureros dan prueba del proceso de deshumanización de sus residentes. Los muchachos que desean pertenecer a alguna pandilla escogen a mujeres jóvenes y pobres —se consideran víctimas de bajo riesgo— para demostrar su capacidad de crueldad. Las autoridades no gastarán recursos para encontrar a los asesinos. Nadie, fuera de sus familiares, si los tienen, las echará de menos. Después arrojan los cuerpos destrozados en la plaza de la X o de alguna de las otras urbanizaciones marginales. Esa es su firma. De este modo, demuestran que pueden ser parte del poder de esas barriadas. Luego vendrán los copycat. Y cada asesinato se reproduce en dos o tres más. Nadie se escandaliza. A nadie le importa. El desdén colectivo hacia los grupos vulnerables, de algún modo, los hace culpables del crimen que se comete contra ellos. En todas las urbanizaciones bajas, la impunidad se ha transformado en un gran afroasiático: atrae a asesinos, delincuentes y prófugos de toda índole. Se saben protegidos por la indiferencia de las autoridades. 

 

Sólo mis padres le darían un descanso a una población sobrepasada por el terror. Pusieron fin a la guerra territorial entre los diferentes carteles, defendieron sus territorios de los criminales, y prohibieron todo tipo de delincuencia en las calles protegidas por ellos. Si alguien se atrevía a incumplir sus normas, las consecuencias se hacían ver inmediatamente. El cuerpo del transgresor aparecía en el basurero público. Por cruel que suene, eso trajo calma y seguridad en algunas partes de la urbanización X. La población se lo agradeció con su complicidad.

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DoloresPi@urbanizaciónD

23:12hrs

 

La Administración debe volver a potenciar la educación pública. Así pondríamos fin a esta barbarie.

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Sam@urbanizaciónD

23:18hrs

 

Esa ideología es de otro siglo. Seamos realistas, por favor… Si quieren progresar, que trabajen.

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Demitris@urbanizaciónF

23:22hrs

  

¿No ven que es eso mismo lo que está haciendo Uxía con esta página? La está manipulando para su propio beneficio. ¿Por qué la seguimos leyendo?

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Marta López Luaces (A Coruña, España 1964) obtuvo su Ph D en 1999 por New York University. En prosa ha publicado la novela, La virgen de la Noche, Los traductores del viento,  galardonada con el premio  International Latino Book Award, El placer de matar a una madreUrbanización X . Dirige el ciclo de lecturas de poesía bilingüe de la biblioteca de Nueva York, Jefferson Market. Ha publicado los siguientes libros de poesía: Distancia y destierros (1998), Las lenguas del viajero,  la plaqueta Memorias de un vacío, Los arquitectos de lo imaginario y Después de la oscuridad . Como traductora al español ha colaborado con revistas de Latinoamérica y España La editorial Bertleby publicó en 2011 su traducción de  la obra  de Robert Duncan titulada Tensar el arco y otros pomas, en 2019 Vaso Roto publicó su traducción del libro de poesía de la pintora estadounidense Dorothea Tanning, titulado Tabla de contenido y la editorial Valencia Contrabando acaba de publicar Y por ejemplo traducción del libro And For Example de la reconocida y galardonada poeta estadounidense Ann Lauterbach.

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