El nonato y su sombra inefable
por Gerardo Curiá

Rainer María Rilke nos dice que lo bello no es sino el comienzo de lo terrible. Ese es el
territorio que transita Misael Castillo en su libro, El cuerpo dormido, al atreverse a vislumbrar
la niñez y la muerte, pero aún más, hay una inflexión mayor en esa sombra, porque la
muerte antecede al nacimiento. En la trama poética se teje una experiencia inasequible, la
experiencia del nonato. Cito:

desde el principio tuve
el cuero encadenado
a la oscuridad
a la forma perfecta
del vacío

Misael Castillo estructura el libro comenzando con un poema tercer padre luego lo divide en
formas, estas son: advenimiento del nonato, primeros encuentros con la muerte, este es el
mundo, todo se repite infinitamente, la sentencia del nonato, el perdón del nonato.

De esta manera realiza un riguroso análisis poético del tema donde hay dos figuras centrales
que son el nonato y su hermano vivo. Se teje en una dialéctica entre estos dos personajes,
donde soledad y silencio resuenan y atraviesan esa distancia imposible entre la vida y la
muerte. Un diálogo de solos ante la vastedad del mundo.
El nonato habla desde una experiencia singular del lenguaje, no domesticada por la
experiencia de la vida donde los significantes adquieren sentido en el filo de lo atroz. Cito:

si me muriera de nuevo
diría que no todo
lo que se sabe
del lenguaje son palabras

En el hermano vivo late la culpa de estar en el mundo, transita su vida cargando una muerte
con su cuerpo. Cito:

arrastro la suerte del niño
que no pudo equilibrar
el peso del mundo con su cuerpo

Sin duda hay un litigio, se configura un proceso, una injusticia debe tener su catarsis, esa que
une la muerte y la niñez aún antes de la vida. Las partes son el hermano vivo y el nonato. Los
tiempos del proceso son distintos a los cotidianos porque el corazón del conflicto es
inefable. Entonces los plazos son cíclicos, no hay restauración posible, por eso, un alegato
termina el libro pero no cierra el proceso. Cito:

tal vez nunca llegue
pero seguiré caminando
hermano
para darte todo
lo que tengo…

Las líneas de la trama continúan, seguirán esperando a ese niño porque nadie puede cruzar el
lenguaje, la forma, el sonido, por completo, Misael, el poeta, lo sabe.

 

POEMAS DE UN CUERPO DORMIDO

lo que dura la oscuridad

ingreso al mundo
con la lengua de la noche
abriendo su mano
mansa por mi espalda
no sé cuánto dura
la oscuridad en el temblor
ligero de la infancia
pero se acaba
porque sí se acaba
porque la fuerza del manto

que sostiene la noche
encuentra nada
a qué aferrarse
y aunque resista
después de todo la voluntad
es un segundo y otro
y luego el cansancio
el desmembramiento
la pesadez
yo hablé
una vez sola y dije
—mi grito será
el de un niño muerto—
y nadie dijo nada

 

las despedidas son una piedra que choca

contra todo en el aire
como un animal
templado y suave se fue
el nonato flotando
desbocado lo arrojaron
sin gracia en la penuria
no sé cómo hizo
para estar tanto tiempo
tambaleando entre
dos mundos para caer
liviano en la planicie
de bestias hojaldradas
nadie sabe cómo
atrapado en el sonido
hizo luz y flores en su piel
pacata para orearse
todos los días la noche
hace aliento de plomo
en el corazón de los solos
porque no nació
le pedimos que vuelva
pero está clavado
en el aire condenado
a limpiar
la tierra con sus huesos

 

cuando los muertos irrumpen en la mente

se inquietan
reposaba
en el aire de frente
a una llanura
de luz tersa y piedra
cuando cerró
los ojos el mundo
le cubrió los huesos
con un animal
repleto de vergüenza
reposado en el aire esperaba
que alguien lo busque
y lo reviva
o lo apuñale que alguien
por fin le dé su lenta
calculada redención
sin embargo
nadie lo buscaba
le pesó nada el cuerpo
no le fue difícil
comer su propio
corazón aunque temblaba

SOBRE EL AUTOR

Misael Castillo (Tostado, Santa Fe 1993). Estudió el Profesorado de Lengua y Literatura. Publicó Robarle al cuerpo lo que está de más (Ediciones Presente, 2019), El tiempo cuando falta (Elandamio Ediciones, 2021), Germinará o será parte de la tierra (Corazón de Río Ediciones, 2022), Como el fuego que avanza por la tierra (Ombligo Cuadrado, 2023), Gorriones que anidan en las manos (Falta Envido ediciones, 2023), Niño perfecto luminoso (Unbudha ediciones 2024) y No hagan ruido en la orilla (Tiempo de Parque Ediciones 2025) y El cuerpo dormido (Ediciones Monserrat, 2025). Fue uno de los ganadores de la convocatoria de la edición 2023 del Festival
Poesía Ya, organizado por el Centro Cultural Kirchner. Sus poemas se expusieron en el Museo del Libro y de la Lengua de la BNMM, en el marco de la muestra Arder en lo que ya ardiendo ardía. Participó de distintos festivales nacionales e internacionales.

Gerardo David Curiá nació en San Pedro en 1968. Publicó Sol, iris, sueño (poesía), edición de autor, Buenos Aires, 1990; Crónicas de San Acustio (relatos), edición de autor, San Pedro, 2002; Quebrado Azul (poesía), Ediciones Patagonia, Buenos Aires, 2004; Serie los suicidas (poesía), edición de autor, Buenos Aires, 2005; Caldén (poesía), Ediciones El Mono Armado, Buenos Aires, 2008, reeditado en 2015 por La Mariposa y la Iguana; Música del Límite (poesía), El Surí Porfiado, Buenos Aires, 2010, distinguido en el Concurso Nacional Macedonio Fernández; El damero de los sueños (poesía), La Mariposa y la Iguana, Buenos Aires, 2015; Pescador (poesía), La Mariposa y la Iguana, Buenos Aires, 2016. Recibió numerosas distinciones por su actividad literaria. Ha integrado antologías en su país y en el exterior. Formó parte del taller literario El Tren de la Palabra. Condujo los ciclos literarios: Las Vacas Sagradas, Maldita Ginebra, Contingente de Poesía y Canciones y Número Vivo, con el colectivo de literatura escénica Las Puntas del Clavo. Colaboró con el ciclo Interiores poetas del País, conducido por Inés Manzano. Codirigió con Lidia Rocha, Jorge López, Sabina Giacometti y Federico López el Festival de poesía en San Pedro (Buenos Aires). Conduce el programa de radio Moebius, dedicado a la literatura y el arte.

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