ELEGÍA
La noche es el escudo
que abarca su mirada,
la tierra que rodea
desde el riesgo a la tumba.
Ya amanece
en la posada del acantilado
donde cuelga un farol
y un letrero que gime en las tormentas
infernales de invierno.
Aquí vibra el dominio de la espada,
mano que empuña su destino
libre y que atraviesa
el territorio de la dignidad.
Yo prometo
la tierra de los sueños,
lejana de las leyes de los hombres
que ahora contemplamos.
Voz inerte,
viento, nostalgia. No te apresarán
los perros convocados que persiguen
el olor de una muerte fugitiva,
ni cederán el hambre,
los pies siempre cansados,
la persistencia del dolor.
Yo sé
que este horizonte púrpura consigue,
como fuego y presagio,
el rastro insoportable de la cólera,
la luz de la esperanza.
(De Un intruso nos somete, 1997)
ESPACIO
Llegas a cualquier sitio
a través de un poema:
el mundo viaja solo, y tú también
en su infinita red de vanidades
te dejas arrastrar
por símbolos, deseos,
buscando su sabor
con recuerdos gastados.
No te canses. Tampoco insistas.
Para qué preocuparse.
Quien más quiere avanzar más retrocede
en este laberinto donde olvidas
el único color de los matices,
su frágil soledad difuminada,
y arrojas sus palabras al vacío
y al caos.
Nunca el caos, camino equivocado.
(De El laberinto azul, 2001)
SUPERANDRÓGINA
Proserpina
Los árboles caídos en el suelo
se han podrido, sus ramas –melodía
de drogas, sin descanso– obstruyen la vereda…
Pero ¿qué prisa tienes? Vas
hacia un fin excitado que revive.
¡Es el infierno! Es la primavera
que ha sumergido en sus profundidades
tu muerte siempre joven; ha nacido otra vez.
Vence tu piel itinerarios de tinieblas
y acariciando la esperanza –en el imperio
del humo hay una esfera herida– vuelves cantando:
Es el infierno. ¡Es la primavera!
(De Crisis, 2007)
UN MODERNO DRAGÓN
mystery train
Nadie comprende la noche
y nada puede atravesarla
excepto tú
con este poema entre las manos.
Un tren es un dragón que grita en la oscuridad.
Al deslizar su cola esparce chispas
y perfora las sombras con su ojo amarillo.
La tierra tiembla cuando pasa…
Deja fragmentos o significados
para quien tenga una inquietud
y los recoja, deja
constelaciones de ciudades
en fuga: tu destino.
Carácter es destino
y una promesa íntima: no cambies.
No sé de dónde vengo,
tampoco adónde voy… pero ¿qué importa?
Quien sienta miedo nunca entrará en la leyenda.
Por eso vivo con el mito
de la amistad
atravesando la frontera
de esta página. Y aunque hoy esté
solo
me conmueve el abrazo que me aguarda
tras este largo viaje hacia el vacío.
Da igual si no te esperan
en un andén.
Yo seguiré
luchando
por la amistad, como una máquina,
a pesar de que el hombre,
como un animal fabuloso,
siempre muerda su propio límite,
y la melancolía nos deje
esta lágrima extraña
que llamamos historia.
Tren misterioso
por el camino
de este poema.
Tren misterioso hacia tu corazón.
(De En busca de una pausa, 2018)
SOBRE EL AUTOR
Juan Carlos Abril (Los Villares, Jaén, España, 1974) es doctor en literatura española por la Universidad de Granada, donde trabaja como profesor titular. Ha publicado los poemarios Un intruso nos somete (1997), El laberinto azul (2001), Crisis (2007), En busca de una pausa (2018) y Poesía reunida (1997-2023) (2024). Su obra ha aparecido en México, Costa Rica, Argentina, Honduras, Ecuador, etc. Editó la antología Deshabitados (2008), entre otros volúmenes y monográficos. Traductor y crítico literario, destacan asimismo los ensayos Lecturas de oro. Un panorama de la poesía española (2014), Panorama para leer. Un diagnóstico de la poesía española (2020) y La tercera vía. La poesía española entre la tradición y la vanguardia (2024). Dirige la revista Paraíso.


