Palabras tectónicas

Palabras tectónicas

Presentamos tres poemas del libro Palabras tectónicas, de Pablo Romero (Tucumán, 1990), cuya edición argentina se publicó en 2022 por Inflorescencia editorial.

 

 

LA COSTUMBRE DE SUFRIR

 

Veo a mi amante dormir.

 

El ritmo de su corazón

me avisa qué tan lejos está de mí

de los que me quisieron antes

de que yo fuera yo

y ocupáramos esta cama

 

ahora

 

esta noche que su corazón late

con fuerza contra su pecho

y mi poema.

 

Lo veo dormir contra la ventana

que da a la calle y a otras ventanas

y a otros hombres y mujeres

que ven a sus amantes dormir

contra otras ventanas

que dan a otras calles.

 

Mi amante se duerme

y yo siento

que en su sueño egoísta me ignora.

 

Uno es un hombre acostumbrado

a doler:

traigo en mí

(quiero decir: conmigo)

la costumbre de sufrir

 

pocas cosas duelen más

que esta espalda en mi cara

pocas cosas pesan como esta

oscuridad.

 

Entonces estiro la mano

entre las sábanas

(porque qué hacemos

sino buscar para encontrar)

y acaricio su lunar hasta

que el sueño desdibuja

su piel, la ventana, la calle

la noche que avanza

y nos deja atrás.

 

 

*

 

LA DESOBEDIENCIA

 

Por favor, dijiste: no hagas

de mis palabras un poema

 

no abras la herida porque

adentro hay más herida

y así al infinito

 

pero yo

que del amor hice una tumba

y no me canso de cavar

te someto a mi ficción:

 

necesito que me quieras

como quien vuelve a un país

y no me importa lo que pidas

 

mi poema dirá lo que podría haber sido

si no hubiéramos callado

mi poema dirá todas las cosas

que no fueron:

 

la casa que nunca construimos

el deseo del que nunca nos curamos

las mandarinas del otoño

que no volveremos a comer.

 

Por favor, dijiste y yo te digo no

por primera vez y para siempre.

 

Alguien de otro tiempo leerá

lo que debiste haber sabido

 

alguien de otro tiempo pensará

en nosotros

en todo aquello que perdimos

en todas las cosas

que dejamos perder.

 

*

 

UN POEMA DE RICH ME HIZO PENSAR EN NOSOTROS

 

Hasta ayer creímos que viviríamos

para siempre y hoy pareciera

que lo humano está al borde de sí mismo

como a punto de quebrarse.

 

Te gustará saber que no cambié

que sigo siendo el mismo

como esta ciudad es la misma

como esta angustia.

 

Uno es un hombre necio.

 

Hasta ayer creímos que viviríamos

para siempre

y hoy pareciera que fuimos hechos

a imagen y semejanza del olvido.

 

Cuando estabas cerca

yo perdonaba al mundo por ser mundo

y también a mí por ser yo.

 

Te gustará saber que no cambié

que mi dolor sigue siendo pobre

y mi escritura sigue siendo terca.

 

El amor nos hizo hostiles:

 

todavía me pregunto

cómo sobrevivimos tanto impacto

tantos golpes y accidentes

sin advertir si quiera

que debajo de las palabras-tectónicas

ardía un mundo hecho de lava

 

que siempre tuvimos bombas

en el lugar del corazón.

 


Pablo Romero (Tucumán, Argentina 1999). Poeta, editor y traductor. Autor de Los días de Babel (México, 2015) Palabras tectónicas (Argentina y Chile 2022; Bolivia 2023) La jaula del hambre (España, 2023) y Amar la pérdida (inédito). Compiló junto a Rosa Berbel la antología Orillas (2015), una muestra de poesía joven hispanoargentina. Codirige Aguacero Ediciones y trabaja como editor invitado en Inflorescencia Editorial. Residió en Eslovaquia como estudiante de intercambio de Rotary International y traduce poesía eslava. Ha sido parcialmente traducido al italiano, francés y portugués. Su obra resultó ganadora de la convocatoria Poesía Ya del Centro Cultural Kirchner. Dicta talleres y clínicas de obra, y actualmente cursa el Profesorado y la Licenciatura en Letras en la Universidad Nacional de Tucumán, donde reside.

Instagram: @pabloromerx

 

Fotografía: cortestía del autor.

Palabras tectónicas

La “poesía sin música” de Pepe Núñez

 

Presentamos una muestra de la poesía de Pepe Núñez, recientemente publicada bajo el título Poesía sin música por Ferullo Burke y Alba ediciones, con selección y compilación a cargo de Mario Melnik, Alba López y Guillermo Siles.

 

Prólogo

Por Mario Melnik

 

Fue en sus años de juventud cuando Pepe conoció a dos artistas a quienes él nombraba entre sus grandes referentes: Jaime Dávalos y Manuel J. Castilla. Contaba Pepe que allí, en esos bares de Salta que ambos frecuentaban, estuvo su escuela de la música y la vida. Escuchar dialogar a esos dos tipos era para él andar de asombro en asombro. Su escucha que era de las más lúcidas y atentas supo percibir de lleno esas esencias que tan bien le vendrían en la búsqueda de un camino artístico propio. Elocuencia del decir y el hacer, en la que Pepe no les vino en zaga.

Con el tiempo Pepe decidiría que el suyo era el arte del músico y del letrista. El letrista como aquél cuyo oficio es complementar el decir de la palabra con la forma musical para lograr una integración en armonía. Un arte en sí mismo que él diferenciaba del hacer poético donde la palabra adecua su ritmo, su fraseo, su sentido a sus propias leyes. Así elaboró una obra coherente e innovadora que fraguó en el sentir de la gente y marcó a muchos artistas.

A lo largo de los años y en forma casi paralela al hacer musical, Pepe tenía también la hermosa costumbre de escribir poemas y aforismos, un hecho conocido por pocos. Esta producción era ofrendada a los amigos del alma, a su compromiso con voces acalladas, y -mucha- al amor por los suyos. Sin duda no podía escaparle a Pepe este afán, mucho más cuando ya enseñoreaba, y en mayúscula, la letra de sus canciones, acompañando su caudal innovador. No podía dejar de buscar una hendija para dar curso a esta inquietud que también era parte de su desvelo.

Quienes han rumbeado por el latir de su arte “de salud numeroso”, encontrarán en esta selección de poemas y aforismos a un Pepe más íntimo, más libre, persiguiendo y arrinconando a las palabras siempre, apretándolas “hasta dolerlas contra el papel”. Interrogando al corazón para dar con el giro inesperado, la chanza, la humanidad a cuestas, el testimonio de los días en tierra firme y en el abismo. El decir en fin que lleva su sello, su inspiración.

 

Selección de poemas de Poesía sin música, de Pepe Núñez

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26 de agosto de 1962

 

A mi madre en su muerte

 

Gabriela del Carmen Arias

vieja pastora de sueños,

camina y camina tu sangre,

tu sangre color mirada,

cántame tu copla ahora

y que te sientan mis ojos,

Gabriela del Carmen Arias…

Esta vez fueron tus labios

a los que el viejo viento de otoño

quebró lento;

esta vez, sencilla,

como el perfil de tu plegaria,

caminó implacable el aroma

de tu luz, de tu calma.

Tu alma se ha vuelto ahora

martes, enero,

o cosas que ya pasaron

y ahora tus manos trabajan,

se hacen esquina,

o rosa o puerta

donde uno llama;

caliente tu perfume anda nombrando

flores que ya no vemos

y se hace fiesta el silencio

en tu boca callada.

El viejo viento de otoño

lleno de oro vencido

deja en las manos tu peso

y la espalda de tu risa;

tu senda inaugura la imagen

de una mañana vacía

una calle sin nombre

una mirada perdida.

…Gabriela del Carmen Arias

vieja pastora de sueños

camina y camina tu sangre

tu sangre color mirada…

Tus ojos que ahora miran

sendas nuevas, calladas

cavan aquí en el pecho

y nos dicen: nada…

y nos dicen: nada…

La noche que siempre crece

enredada en tus cabellos

clava su frío en los labios,

muerde implacable el momento;

y hay un rezo solitario

y una misa sin dueña

un clavel que no perfuma

y tu voz que ya no suena.

Mis manos –loca faena–

quieren mojar tu camino

llenar de risas y alfombras

tu silencio y tú: no vuelvo;

y están como ellos, lejos,

ciegas y amanecidas,

golpean en puertas sin dueño

sin tu lumbre se lastiman.

…Gabriela del Carmen Arias

cántame tu copla ahora

y que te sientan mis ojos

Gabriela del Carmen Arias…

Te partió el pecho el otoño

y tu recuerdo crece

ha reventado el llanto

…y el duraznero florece…

Ya no me suenan tus pasos

y tu luz brilla escondida,

tu ventana ya no te encuentra

…y el durazno florece…

Has encontrado de pronto,

en un camino secreto,

una lluvia de silencio.

Que no te lloren con lágrimas

ni con flores marchitadas:

el río de tu amor no duerme

…y el duraznero florece.

…Gabriela del Carmen Arias

vieja pastora de sueños

camina y camina tu sangre,

tu sangre color mirada,

cántame tu copla ahora

y que te sientan mis ojos.

Gabriela del Carmen Arias

tú me amabas…

tú me amabas…

Entrega

 

Allí,

en el punto más visible y más exacto de tus ojos

dejo la paciencia de mis manos

y la impaciencia de mi sangre.

Ya no más estar conmigo,

ahora elijo el camino de tu pecho,

el de tu pan

que duele tanto,

el de tu vino,

el de tu beso liberado de la pena

y el camino que me lleva

a tu misma vereda cancionera.

Si tu nombre

es el que sé nombrar,

si de tus manos puedo beber,

tómame,

arráncame de este pequeño sitio

que ocupo en la tierra,

pero arráncame de raíz

y entiérrame en tus venas,

en tus besos

y devuélveme mañana

en una mesa de amigos

hecho canción y sonriendo.

Justamente desde aquí,

desde este pequeño pedazo

que ocupo en la tierra,

espero la tierra de tu sangre,

hermano.

 

                                     Pepe / 16-12-65

 

 

 

La fundición de acero

 

El acero, de pronto, es mi amigo

y el fuego no me quema

y el martillo es mi niño

…y mi pueblo lo sabe

y estamos aquí, en este comienzo

…y mi pueblo lo sabe.

Antes, cuando el acero era frío,

cuando los ojos eran color acero,

cuando aceraba mi alma

el frio del invierno

entonces yo, que soy pueblo,

no lo nombraba,

pero ahora sí, porque soy pueblo

porque mi voz -hija de su temple-

que es de pueblo, sabe de todo eso

y sabe más:

dice acero por decir trabajo

y dice cuchillo

porque ahora sí mi pueblo está en juego

y el acero es pan

y por él tengo un amigo

que a la mañana me saluda en la calle

y por el tengo un oficio

y por él…y por él… por él…

interminablemente él.

Para nombrar al acero-pueblo

voy a quemar mis manos y mis ojos

hasta el tiempo lejos del acero-acero

y templado y rojo con mi sangre por bandera

tiraré mi voz -que es de pueblo-

como una semilla enorme y esperada.

 

                                    Pepe / 30-5-67

 

 

 

Para ser padre

tuve que decir ¡Te quiero!

tuve que saber primero

que podía ser bueno

y tuve que convencerme

que iba a repartir mi sangre.

En el espejo soy padre

y mis manos son de padre

y en padre nomas me veo.

Por haber dicho ¡Te quiero!

por haber aprendido

a ser furtivo

(de esto quien es madre

lo sabe),

por haber puesto a capricho

la bandera de mis besos

en el más alto lugar del tiempo

hoy me veo de padre

y a mi sangre

repetida veo.

Por ser padre, ¡qué hice!

si tan sólo fui elegido.

 

                                Pepe 18-6-67

 

 

 

(Recién iniciado el día)

 

Tiempo del miedo

Mi amor,

cómo empieza el miedo?

mi amor, lo pienso,

cómo empieza el miedo?

mi amor, temo mis costados;

qué pasa si el horizonte

­–siempre irrefutable–

se tambalea?

mi amor;

y el dolor de los huesos?

y la implacable circunstancia,

la reconocida “cosa”

que manejamos como pañal…

Mi amor,

y el aplomo?

y todo lo dado?

por lo que costaron,

por el tiempo entregado con alma;

mi amor

y el diálogo?

aunque mal hecho, nuestro diálogo

y la mano corazón?

puestas no a la macana

y la sangre derramada?

justamente en la sangre

por el hecho viejo, mi amor

de no tenerle miedo al miedo,

qué pasa mi amor

cuando se piensa en él?

Hoy querida mía

a pesar de todo

paso al frente

a brindar con tus ojos

mucho más allá del miedo y el tiempo gris.

Además, mi muchacha

nuestro gran beso inicial

nos espera para que sean cuatro

las copas que llenamos.

…aprendamos mi amor

con tu piel y la mía

a reponer los mendrugos

que el miedo se lleva.

 

Pepe / 24-11-73

 

 

 

Qué triste ha de ser

 

Qué triste ha de ser,

carpintero,

el de la fragua o tornero,

dejar la ropa en la noche

sin el olor a pan

o a taller recién barrido,

qué triste ha de ser morirse, digo,

…mejor que no piense y siga.

Qué triste ha de ser,

minero,

vendimiador o carrero,

llenar de esperanza el aire

para que cuaje al fin

y quedarse sin silbido

como sin sombra y sin nadie, digo

…mejor que no piense y siga.

Qué trsite ha de ser,

zafrero,

domador o carbonero,

que se hagan blandos los puños

y no poder golpear

donde el hambre se hace duro,

quedarse medio amagando, digo

…mejor que no piense y siga.

Pero mejor pienso y sigo

duro de voz y de pecho.

La muerte por el momento

tendrá que tener paciencia.

 

                          Pepe / 6-5-75

 

 

 

Inclaudicables

 

No es restallante

el capullo que le traigo

mas, recíbalo confiada

que es así la primavera.

…los rebrotes

de la vida

siempre fueron

ida y vuelta

nuestros…

 

                         Pepe / 5-2-88

 

 

 

El cobijo

 

Salud mi bella

salud señora

por nuestros años buenos

por nuestros años rotos,

por su buena laya

que de usted se trata.

Mi copa clara

mi copa turbia

el abrevante niño

que aún cree en su bata.

Le tiro el silencio

se mis bravucadas

y el pan de mis sueños

se cuece en sus faldas.

…regazo tremendo

color de su casa.

 

                       Pepe / 24-12-89

 

 

 

El silencio

 

 

Hijo que golpean

ve a ver

no madre no es nadie

hijo que yo oí

madre que estamos solos

tan sólo tú y yo

hijo que insisten

debes oír

madre no te descuides

pon tus oídos

escucha tus contracciones

que son por mí.

 

                         Pepe / 7-1-90

 

 

 

Lo que somos (Baguala)

 

Si hay que gritar, grito

tengo pulmones, tengo jeta

a veces grita el silencio

y se maltraen mis orejas

así se da

la libertad.

Yuyo hay ser quien crece

cuando ser pasto no puede

lo abarca siempre el rocío:

ángel guardián que conmueve

la luz y el sol

que sabios son.

Si hay que dejar, dejo

pues si no tengo no llevo

el lazo de los olvidos

no se ha trenzado pa´mi cuello

cuando uno está

no está de más.

 

                        Pepe / 11-96

 

 

 

Se acabó la fiesta

…no me gusta mirar

la espalda de la gente

cuando se va luego del espectáculo.

Sólo porque no me gusta.

El señor del espectáculo dijo:

“señores se acabó la fiesta”.

Siempre pensé que una fiesta

es de todos

que todos somos dueños de la fiesta;

que hay un eje misterioso

que nos hace girar en derredor

y no que hay alguien que dice giren

alrededor.

Puse mi risa en mi hombro

al rocío en mi boca puse

en mis brazos puse mi historia

a mi sombra le instalé volumen

a mis manos un yeso eterno

y ya con todo el desamor de mi vida

le puse un putamadre a mi nacimiento.

 

                            Pepe / 8-7-98


 

Pepe Núñez, nombre artístico de José Antonio Núñez (1938-1999). Poeta y músico de la Provincia de Tucumán (aunque nacido en Salta), autor de clásicos como la “Chacarera del 55”, “El manco Arana”, “Agüita demorada”, por nombrar sólo tres.
Como solista grabó “La Piel del Pueblo”, y luego formó con su hermano Gerardo el memorable dúo Los Hermanos Núñez, con el que grabó “A Cantar Corazón” en 1987 y “Del mismo vientre”, luego de la muerte de Pepe. Su familia editó en su homenaje un disco póstumo, “Pepe Núñez”, con obras inéditas. Compuso con Ariel Petrocelli, Juan Falú, Lucho Hoyos, Alfredo Grillo, Lalo Aibar, Víctor Gentilini, Miguelito Ruiz y Rolando Valladares, y sus canciones fueron grabadas por Mercedes Sosa, el Dúo Salteño, Los Arroyeños, Alfredo Zitarrosa, Juan Falú, Amparo Ochoa, Coqui Sosa, Liliana Herrero, entre otros.

Mario Melnik (S. M. de Tucumán, 1958). Profesor de inglés, traductor y bibliotecario. Participó de las antologías de poesía Espacios y espejos (JOETUC, Tucumán, 1987) y Amanecer de esquinas (Grupo Literario Polymnia, Tucumán, 1988). Es autor de Palabrara (1999), De sentido en sentido (Colección Nuevo Hacer, Grupo Editor Latinoamericano, 2008) y Un latido en la voz del viento (Alción, 2014).

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