A LA MANERA DE VEDRAN SMAILOVIĆ
Ni mis treinta poemas a Sarajevo
niSarajlić y su dolor contenido
nilos gritos ahogados de mi gente
ni los millones que te han visto lloran en sus televisores
ni la pasión de los alumnos de Karahasan
ni los escombros que alberga un violonchelo
ni los veinte que hacían fila buscando algo que comer
ni las balas ni la ayuda
ni el recuerdo ni el futuro
podrá suplir el sonar de tu adagio en los funerales
ni podrá devolver a sus muertos.
DESPERTAR DE UN SUEÑO
A Fernando Valverde
Después de un viaje que ha necesitado años
y nueve horas de camino,
despierto en Sarajevo a mi primera tarde
donde al igual que mi añoranza
las aves levantan vuelo ante el recuerdo.
Despierto al sol y a las palomas con el murmullo
de mi andar
e inundo mi deseo con recorrer las calles.
Tal vez, acentuando el paso,
pueda despertar a los diez mil asesinados.
A veces, cuando ya no queda nada,
si pronuncio tu nombre, en esta boca hambrienta
estalla el universo.
PRESO
A Damir y Luka Rogić
Descubrir tu nombre
enlistado al combate
era el principio de la gran tragedia.
Elegir entre la guerra y la cárcel
no es cercano a un sinónimo de libertad;
quien es libertador en medio de la muerte
se convierte en un preso de su propia vida.
CARTAS A ADMIRA
Vrbanjamost
Detrás de este poema existe un hombre
que no le teme a todo lo perdido,
un hombre que prefiere ser fantasma
a aferrarse a la luz que emite el miedo
en una habitación donde habitan las sombras.
Está llena la vida de cobardes
y sostienes la mía entre tus dedos:
las manos de los hombres pudieran ser la muerte.
Aquí nadie está exento del temor;
en estas calles hay metralla y sangre que me obliga
a detenerme,
y puedo decidir cambiar el rumbo y no cruzar
-la vida ofrece varias direcciones-
pero no existe amor que salve a los cobardes.
Recuerda, si me pierdo en el trayecto,
lo haré buscándote.
Creer en el amor por encima de todo
nos volverá inmortales.
Siempre he creído en ti.
SEIS DE ABRIL
UlicaMaršala Tita
Los hombres que no conocieron la guerra
que su noche no repite los sonidos de metralla
que jamás entenderán
que tú y yo, que nosotros,
hicimos el amor para olvidar nuestras heridas
son los mismos que hoy visten
esta ciudad de rojo
con once mil asientos
que podrían ser cualquiera excepto tú.
Ajenos a la muerte,
muy lejos de la vida,
qué importa que sea abril
si tú no estás.
DOS HERMANOS Y UNA CAMA
He cambiado las sábanas
pensando que te has ido, que tu molesto torso
no habrá de hundirse más en esta cama
que me mira olvidada,
extraviada de ti,
que no supiste decirle adiós con tus sudores,
y tus cabellos cortos,
y con todo tu sexo derramado,
cuando en ésta jamás debiste pagar cuota
dependiendo del amor o la aventura.
Ingenuo tú, que te creíste libre de no visitar
más esta casa,
de no ser testigo habitual de una cama en desorden, como tu vida
quedestendías a media noche para llenar la almohada con tus penas, faltas o cenizas de cigarro.
Quién fue sino esta cama,
el secreto de todas tus amantes,
la tinta desbordada de tus poemas mal escritos
y la lucha eterna de un hermano
que hoy reclama a estas sábanas tu ausencia
y en esta cama
que olvida tu figura sumergida
en todo lo que fuiste mientras poblabas sueños.
Al otro lado de la guerra
supe que tu cuerpo fue envuelto en sábanas extrañas
y decidí olvidarme de éstas tuyas,
pues fueron otras
y otros brazos y no los míos
los que envolvieron tu cuerpo
cuando más lo necesitabas.
¿Y FLORES PARA QUÉ?
¿Y flores para qué si no serán tuyas,
ni habrá suficientes para el cementerio que es esta ciudad?.
BIĆE BOLJE
En esta guerra nada ya me duele,
excepto el hambre.
KEMAL ZUKO
Y qué decirle a un hombre que lo ha perdido todo,
si la noche es la luz de su ventana,
y recuerda una vida no vivida.
Pisar ahora la orilla de un río
que fue nostalgia, que fue el cuerpo desnudo
de un amante,
eshoy el primer paso de la caída,
la muerte que regresa con las aguas, y el río
un varadero de quien ha olvidado seguir
sus propios pasos.
Cómo hablarle de mi tierra, de aquel árbol
que es mi padre,
y la profundidad de aquellos ojos que me despiertan,
que son el origen, el comienzo del cauce a ciegas,
cuando la corriente que conoce sólo limpia
el rastro de todos los caídos.
Cómo hablarle de ti, a este hombre que cree que el
invierno son las huellas de alguien que se marcha,
y la nieve es el agua que evita a los sedientos.
Quién soy yo, vida mía, quién soy yo,
éste a quien tanto amas,
sino sólo un testigo más de la desgracia.
Qué es el amor, este querer vivir tan a pesar de todo.
Sordo es el hombre
que responde a las voces del pasado,
y yo
quiero vivir aquello que se cortó en sus vidas.
Nada me asusta ya,
pues me he quedado sordo.
No escucho el bombardeo
he ensordecido a todo…
Bićebolje, bićebolje.
PENUMBRA
A través de la penumbra que deja el estallido
la noche le devuelve a mis muertos su sombra
y soy de nuevo
quien a los cuatro años
se escondía debajo de la cama.
Cuando cerrar los ojos no basta para ocultar el miedo
y despertar
me convierte en una cifra menos de las listas,
el dormir es la otra batalla que se libra cada día.
A veces, en medio de los bombardeos
me queda sólo imaginar tu voz
para conciliar el sueño.
LECCIONES A UN PADRE
A Javier Bozalongo
Cuando en tu arma no reconozcas
el dolor ni la fuerza del gatillo
adviértele a tu hijo
que el odio también se hereda.
Javier Gutiérrez Lozano (Puebla, México. 1988). Poeta, editor, traductor y periodista. Director de Alcorce Ediciones, Catedrático de Ciencias Sociales y Artes, y especialista en política y cultura de los Balcanes. Traducidas a distintos idiomas, sus obras han sido recuperadas en libros como Homenaje al Doctor (España, 2013), El álbum del fingidor (España, 2014), Koj je Koj?(Macedonia, 2015), Outrage (EE.UU., 2015), TogetherThroughLife (España-EE.UU., 2016) y Evocaciones (España, 2017). Es autor de los poemarios Vuelta al origen y otros poemas (Venezuela, 2014), La magnitud de la distancia (México, 2015) y No sólo lluvia; cuaderno de Sarajevo y Belgrado(España, 2015).