La actual Canciller del Ecuador, María Fernanda Espinosa, una de las voces poéticas más destacadas de su país, será una de las participantes en la próxima edición del Festival Latinoamericano de Poesía en el Centro. Aquí una muestra de sus poemas.
De Caymándote, 1990:
GATO DESNUDO
Solo humedad
grillos de las estridencias
hojas persianas del monte
y vos
gato desnudo de muslos dorados
te despalazas son ruido
te haces memoria
de todas las prisas
Vuela anor bracea
que estoy mirando por cada ranura
tu cuerpo espiral
de fuego y felino.
De Loba triste, 2000:
POÉTICA
Lo temporal está en nosotros
como en las ranas su metamorfosis.
Atados a la escritura
para no morir
nos enlazamos verbales
jungláseos
lianas buscando el eco.
Así el pasado permanece
empoemado.
De Selección Poética, 2006:
Fragmentos XXXIII
Ningún espacio es suficiente para contenernos
ni esta selva que se desnuda en vértigo
ni el más allá del brujo y su ayahuasca
reclamo tu olor
y repaso
los pliegues del aire
que nos sostiene inmóvil
detengo este sueño
para que se haga el silencio
para que te devuelvas
cubierto de sábanas tibias
en rumor
en ojeras de tiempo circular.
XLV
En la selva
la luna es más grande y más tibia
un círculo de cera con penachos de luciérnaga
atravesada por ríos de sueño
anchos ríos como el Napo y sus islas.
Es otra luna
otro tiempo
son otros los hombres
las mujeres de ojos rasgados
otras las cascadas
carcajadas de agua y espuma
de sombra garúa
que apenas moja
como amante tardío.
A los guacamayos
les crecen alas nuevas todos los días
y a las nubes unicornios de viento.
Es otra luna
otro tiempo
son otros los hombres
otras las cascadas
carcajadas de agua y espuma
de sombra garúa
que apenas moja
como amante tardío.
MATILDE
Matilde
quiero traerte en el trapecio de la memoria
eres café pasado
pinol
los idiomas de los animales
los secretos que compartías con el canario
el pan remojado que pasabas
de tu boca a la boca del gato
o a la mía
quisiera llevarte más por dentro o por fuera
en el marsupio de mi espalda
en mis tatuajes internos
en mis plazas parentales
en mis rústicas palabras
quiero alojarme en tus arrugas
quedarme con algo tuyo.
Por ti supe que los duendes se hacen trueno
al pie del sauce
que las fiestas de la cosecha se cantan
envueltas en mujeres con enaguas de sigse
aprendí de flores y ungüentos
los frotes con colonia y caldo
para el espanto y la pena
quiero acordarme
de tus lecciones de botánica
de cocina
de curaciones digitales
tus bálsamos de eucalipto y menta
o tus amnesias selectivas
antídoto para el llanto.
Tengo una joroba de demonios por dentro
demonios con antifaz y piernas de cadmio
cúrame
cúbreme de flores como a Ofelia
hazme peso pluma
pluma del canario que te crecía en las manos
cántaro con grietas tus manos
riégame té de paciflora o valeriana
sóplame agua de tilo
tengo cristales de cuarzo en los ojos
no veo
los frailejones
los pencos de hoja ancha
ya no están
el páramo se devoró a sí mismo
decías que el páramo no come a su yunta
pero sí
tampoco están los lagos
que se tragan las garzas
o los mirlos desplumados
quiero ver
pónme colirio de aguas de azahar
de flor de mandarino
pónme saliva de lince
quiero verte
es que la miopía es como la amnesia
un cuarto sepia con filos borrosos
un saco de arena con gusanos
de eso sufren muchos por aquí
pájaros coronados
hormigas con cabeza roja
tigres reales
toda la fauna de este corral
olvidar es no ser
me enseñaste que la memoria es como andamio
como canasta de vigas que nos sostiene.
Entre los espíritus que crecen en los maizales
las vírgenes preñadas y los santos sin nombre
recobro tus trenzas envueltas en sogas de colores
envolviendo tus ideas fijas y circulares
matizando las canas
el verano es siempre el mismo pero otro
me decías
la lluvia es el agua que les sobra a las nubes
y las gotas son porque el aire es cedazo
como cedazo es la memoria
la amnesia es cuando el cedazo se rompe
y el agua llega en caída libre
el olvido inunda.
Nunca conociste la selva
pero estaba en ti
eras heliconia
níspero
chontaduro y camote
las alfareras
las cultivadoras de yuca y jicamas
las danzadoras
tienen tu perfil de guerrera
tus silencios
la tierra en las uñas
los pómulos en punta
los ríos de tanino
se limpian con tus cenizas
las lianas
crecen
cuelgan
envuelven mi recuerdo de ti.
Tengo frío
cobíjame con piel de foca
de oveja en celo
vísteme de humo tibio
cicatrízame con sangre de drago
savia de cactus
o mejor
con tu saliva que teje y moja
como granizo
que se estrella contra piernas beatas.
Cómo parecérteme
si lo único que tenías de postizo son los dientes
estoy patoja
tengo un clavo de pólvora
que me atraviesa la médula
quiero volar como guacamaya púrpura
hasta atraparte
pero el viento es hueco
no te vayas
si tú como el páramo no devoras a tu yunta
no me dejes
lábrame
cúbreme de humus
pódame
hazme un bonsai con tus semillas
alójate en mis arrugas
báñame de espuma
y vértigo.
El eco de tu nombre en la memoria no alcanza
haz que los duendes dejen de ser nómadas
en las cabezas de los sin memoria
que el pinol se desgrane
por las gargantas de los otros
hasta devolverles el paladar
no dejes que los sigses se deshuesen
o rompan las enaguas secas de las momias
haz que las mujeres
se mojen los tobillos antes de gritar
pero que griten
habla con los pájaros
para que recobren el silencio
y puedan parir
planta musgo y líquenes
en las acequias estériles del páramo
recobra los párpados de los que no quieren ver
dibuja en sus córneas escenarios de tiza
bosques de lava
hombres y mujeres de espaldas
sin tocarse
cuando los ciclos te devuelvan al monte
avísame
quiero recogerte pedazo a pedazo
hacerme una cobija con tus trenzas
ahí me envuelvo
así me quedo.
De Geografías torturadas, 2013:
El pez dorado de Arizona
En Agua Prieta, desierto de Arizona,
vive el pez dorado.
Tiene una memoria que dura tres segundos.
Vive solo en el presente.
Nada sin parar.
Reinventa todo a cada instante,
pero no llega a ninguna parte,
porque su camino es siempre otro.
El pez dorado olvida su nombre,
olvida el amor,
olvida su propósito,
sus hijos, sus padres.
Es como la historia escrita por los poderosos:
está hecha con una memoria de apenas tres segundos,
para que nadie recuerde la guerra o la noche.
La historia que guarda el pez dorado
es como la nuestra, dura apenas tres segundos.
Nuestros dolores se repiten
y aparecen nuevos cada vez.
María Fernanda Espinosa (De nacionalidad ecuatoriana, nació en Salamanca, España en 1964) Canciller del Ecuador. Geógrafa ambiental y antropóloga. Tiene estudios en ciencias sociales y estudios amazónicos, lingüística aplicada, análisis crítico y cultura contemporánea. Ha publicado Caymándote (1990), Tatuaje de selva (1992); Loba triste (2000), Antología (2005) y Geografías torturadas (2013). Premio Nacional de Poesía 1990. Ha sido incluida en numerosas antologías y ofrecido recitales de poesía en Tarragona, Lausana, Basilea, Ginebra, Santiago de Chile, La Habana, entre otras ciudades. Invitada a celebrar el centenario de la Biblioteca Pública de Nueva York.