La escritora Liliana Heer presenta “Hormigas”, el libro de la poeta argentina Bea Lunazzi, recientemente publicado por la editorial Modesto Rimba.
Cortejo nupcial
Por Liliana Heer
Un nombre delinea el espacio, construye esa modalidad próxima y ausente como un soplo de lengua extranjera.
Me gusta estar ante este libro como ante un sistema de cuerdas, un inventario de hechos transformados en cuerpos a localizar. Luz crítica, mapa sobre un territorio fuera de máscaras. Marx pensó la fábrica como lugar de reuniones, espacio que potencia la fuerza y el trabajo; desde un vértice equivalente, las creaciones insertan acción ahí donde el automatismo cotidiano vuelve soporífero los gestos.
“obreras
enanas
vírgenes
reina.”
Ojo Omega, Bea Lunazzi escinde todo resquicio de subjetividad: no hay ilusión, solamente explorar poético regido por una lógica alerta al devenir. El tono en hormigas convoca los acontecimientos de un día en cada día, tempo que repite desfiles del signo con variantes estalladas del verbo en presente. Un fervor calmo, regido por encadenamiento de generaciones “clausura la proporción”. Tajos. Vacío. Diferentes registros enuncian, aun cuando se trate del inequívoco peregrinaje cuya meta no encuentra otro punto de amarre fuera del volcán cavado sin escándalo: sedosa tierra persistentemente deglutida.
“El abdomen hinchado
excede la hormiga
se vierte sobre lo mucho
y lo uno a la vez…”
El instante es cuerpo, al jugar con lo irreversible tiene el savoir-faire de la muerte. Embriaguez, sol rojo, enrojecido de verano porque la fuerza poética se metió adentro, en ese hueco plural donde no hay más que letras.
“no hay desazón, no hay gloria”.
Caracteres alineados, grumos, diamantes negros, silueta de comportamientos sin yo.
“Van y van
…
”negras negras hormigas”
cientos, miles, en contraste a la inserción de un solo árbol.
En el primer, en el último poema:
“Una hoja de tilo…”
“La hoja de tilo…”
Lunazzi escribe los caminos de una marcha espejeante, extirpa rumores, redime palabras haciéndolas ingresar en el silencio de las siete de la tarde
“cuando el débil resplandor enrojece un verano”.
Lenguaje llevado al extremo, ahí donde “el hechizo continúa” hasta extraviarse. La autora dispone de coraje, esa forma de la verdad loca, dionisíaca.
“En algún sitio
complacida
una negra divinidad se inclina.”
Un montaje envolvente se impone a la crónica de trinchera, ahí donde el residuo del cuerpo como otro -el otro del cuerpo heredero-podredumbre-pródigo-desperdicio- es expulsado.
“Otro mundo dentro del mundo.
El cadáver retorcido
devuelto a la superficie”.
Lo que hace historia está en el vacío, aunque ese vacío no se refiera a la pérdida de nada. La tribu sufre la condena de ser encontrada por pisotones aquí y allá. Nudos, alianzas, desplazamientos, huellas.
Ellas, prisioneras del recorrido, protagonistas de una topología del afuera y del adentro. En estos términos se refiere Lacan: El insecto que se pasea por la banda de Moebius, si tiene la representación de lo que es una superficie, puede creer en todo momento que hay una cara que no ha explorado, aquella que se encuentra en el reverso de la cara por donde se pasea.
Ellas, prisioneras del hambre, sin nada fuera del alimento.
“Si existiera ese otro mundo
el reverso de mandíbulas”.
El condicional, partido hasta su punto de ruptura. El impasse antes que el suicidio condena a errar.
En HORMIGAS coexisten versos modulados minimalistamente. Trazos sutiles, remolinos, registros cuasi invisibles delinean el porte del animal demoníaco. Poesía que narra el embrión de un contacto veraz entre tiempo y espacio, vida plena de muerte eludida capaz de renovar el misterio de lo controlable. Maquinaria que al distribuir lugares parece decirnos: la ocupación es un efecto de sentido. Otra vez la paradoja del verbo en presente retuerce su abanico, gira hacia el
“Blanco en lo negro”
focaliza la inversión
“las que vienen también van
se enfrentan
con carga o sin carga
una hormiga frente a otra hormiga”.
El hacer de Bea Lunazzi -armado con delicadeza oriental- nutre mediante proposiciones una afirmación tras otra afirmación, sus palabras rozan los vértices matemáticos de la música.
Algo más que un contexto precede y excede ese imperio del a través con bifurcaciones. La ida y la vuelta, rondallas, también denominadas juego obsceno de niños cuando el compás semántico mantiene a distancia el drama represor.
Puedo recordar todo a condición de leer, volver a leer, no en busca de explicaciones sino del acrecentamiento en la consistencia del enigma. Pugna entre instinto y captura ritmada por un impasse de tribu capturada a través de la catástrofe, el agujero del lenguaje.
Selección de poemas:
Van y van
fluidos, néctar, hormigas
montan gruesas nervaduras
se deslizan
una a una van
áspero sedoso tilo
negras negras hormigas.
El verano enrojece.
A las siete de la tarde
la vida resiste.
*
Quién será capaz de memorizar
esta sucesión inequívoca,
esta formación aritmética
que desborda.
alguien algo
deberá
retener detener
salirse del camino,
comprenderlo todo
con una sola mirada.
*
Empuja desde adentro.
Estallido.
El hormiguero es un puñado efervescente
una erupción terca
de obreras al acecho
unas sobre otras
negro sobre negro.
Un mandato
sobrevivir al próximo invierno
¿invierno?
*
Blanco en lo negro
deformidad
colgajo de heces
fermento
tuerce
babea
crece
crece.
*
Un hilo de fuego
tajea el verde
la luz da paso
clausura la proporción.
Una hoja de tilo
una hormiga dispuesta
a las siete de la tarde
la forma del verano
aplana.
*
La hoja de tilo
mordida en su centro
abre otro camino
revierte
el paso
oculta
el minuto siguiente.
Sobre la cara áspera de la hoja,
el lado de la luz.
Bea Lunazzi es Licenciada en Letras por la UBA. docente, poeta y correctora literaria. Publicó Paisaje en el paisaje en 2005 y en 2007 escribió y dirigió una obra de teatro para niños: El episodio jamás contado. En 2011 coordinó la publicación de la antología Búsquedas de escritores de San Isidro. Ha sido incluida en diversas antologías, revistas y diversos medios digitales. Actualmente coordina talleres literarios en la Municipalidad de San Isidro donde también forma parte del comité de lectura del premio municipal Manuel Mujica Lainez. Ha colaborado en numerosas ediciones de la Feria del Libro realizando diversos proyectos. Colabora como periodista literaria en revistas nacionales e internacionales con artículos críticos y entrevistas a escritores.
Liliana Heer nació en Esperanza, provincia de Santa Fe, Argentina. Es escritora y psicoanalista. Dictó conferencias y participó en encuentros literarios nacionales e internacionales. Algunos de sus textos fueron traducidos al inglés, italiano, francés y serbio. Estudió Teoría del Cine Clásico, Moderno y Neobarroco y escribió guiones para cortometrajes, entre otros Dibujar un elefante en base al recuerdo de los mirlos, dirigido por Rubén Guzmán. Publicó, entre otros, Dejarse llevar, relatos (Corregidor, 1980), Bloyd, novela (premio Boris Vian 1984), La tercera mitad, novela (1988), Giacomo- El texto secreto de Joyce, ficción crítica (en coautoría con J.C. Martini Real, 1992), Frescos de amor, novela (1995), Verano Rojo, poesía en prosa (1997), Ángeles de vidrio, novela (1998), “Argentinian poetry: the written word re-cite”, antología en la revista libro Poetry Ireland Review, en coautoría con Ana Arzoumanián (2002), Repetir la cacería, nouvelle (2003), Pretexto Mozart, novela (2004), Ex-crituras profanas, antología personal (2007), Neón, novela (2007), El sol después, novela (Paradiso Ediciones, 2010), Hamlet & Hamlet, novela con ilustraciones de Miguel Rep (2012) que fue traducida al portugués en 2014.