Un libro para adentrarse en el pensamiento del “Flaco” Spinetta, para comprenderlo, para discutirlo, para perderse y ramificarse en sus múltiples puntos de vista.
En la introducción del texto Martropía (Aguilar, Buenos Aires, 1ra. Ed. 2006, 1ra. Ed. 2da. reimp. 2013, y 2da. Ed. 1ra. reimp. 2014) —consumado por Juan Carlos Diez y la complicidad de Spinetta para acompañarlo en dicha aventura— se señala que “El creador es un testigo perplejo que intuye la llegada de ciertas bandadas. […] Pocos conocen esa arte. Spinetta es uno de ellos”.
Buscando ciertas correspondencias, como hiciera “El Flaco” entre la poesía y las canciones (entre los autores de poesía y de letras), justamente el escritor Jorge Luis Borges en uno de sus ensayos intuye la misma perplejidad ante la creación estética y explica que “esta inminencia de una revelación, que no se produce, es, quizá, el hecho estético” (Obras Completas, Emecé, Buenos Aires, 1974, p. 635), y en la trama del cuento “El Fin” escribe: “Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo; nunca lo dice o tal vez lo dice infinitamente y no lo entendemos, o lo entendemos pero es intraducible como una música…” (Ficciones, Emecé, Buenos Aires, 1989, p. 170).
Teniendo en cuenta dichas líneas, esa inminencia —ese decir— de que algo sucederá en los laboratorios de la creación —vía inspiración, percepción, epifanía, o como se quiera llamar— depara otro objeto estético que representa, sin duda, la realización misma de la nueva obra de arte. Esa irrupción imaginaria a su vez (d)enuncia y demuestra en la práctica intrínseca del oficio que estará siempre incompleta, siempre inconclusa.
El arte mismo es una experiencia, en su proceso se conjuga, por consiguiente, el derrotero que el artista transita y vuelve a recorrer en la búsqueda para hallar la palabra, el tono justo; incluso —como si fuera un círculo vicioso— se convierte en su materialización en el legado que deja al público, en donde se encuentra signada la intensa vivencia de y entre los cuerpos y los espíritus para explicar y explicarse en el mundo, para comprender y comprenderse en el mundo. Pero como la visión nunca deja traducirse de modo completo se insiste con otro intento más, https://www.acheterviagrafr24.com/achat-viagra-cialis-levitra/ y otro más, en un movimiento cuasi dialéctico. Entonces, es precisa la síntesis que refiere Juan Carlos Diez: “el creador es una mirada. Y no tiene respuestas”.
El trabajo constante y meticuloso realizado por el periodista Juan Carlos Diez durante varios años converge en un libro de ineludible lectura para todo aquel que quiera conocer y percibir el proyecto artístico-existencial (y viceversa) de Luis Alberto Spinetta. En las páginas de Martropía se sostiene un revelador diálogo que tiene como eje las diversas intervenciones culturales; y desde su centro generativo se proyecta el arte, ese problemático repertorio que abarca música, poesía, filosofía, plástica, cine, teatro, etc., y la vida misma.
El lector que acceda a esta aventura hallará algunas respuestas, así como también muchas preguntas que abren o intentan abrir las puertas de la percepción. Una simbiosis que ha llevado adelante Spinetta en ese mundo tan suyo sostenido en la tensión y en la armonía de sus temas, donde música y letras son constelaciones que se cruzan, reúnen y contaminan para re-crear el eterno “durazno sangrando” que, en su íntima manifestación, pretende alumbrar un instante de belleza para gozo y reflexión de las criaturas que aceptan dicho desafío.
Martropía es https://www.acheterviagrafr24.com/achat-viagra-cialis-en-ligne/ un libro para adentrarse en el pensamiento del “Flaco”, para comprenderlo, para discutirlo, para perderse y ramificarse en los múltiples puntos de vista. Sirve, además, para interpelar con “el ojo que mira el magma” nuestra solitaria precariedad y avanzar “contra todos los males de este mundo” porque “toda la vida tiene música hoy”.
Juan Carlos Diez nos invita a conocer y disfrutar del talento de Spinetta, también a acompañarlo en un recorrido detallado, intenso, por una de las historias más ricas y valiosas de la música popular argentina. Es un texto imprescindible para todos los que le hacen el “aguante” al rock nacional.
En una reseña de Patricia Malone publicada en Noticias al bolsillo repone la explicación de Juan Carlos Diez sobre Martropía, que es:
“el estado de ensueño causado por la visión de puentes amarillos, y a la consiguiente sensación de cruzarlos que se produce cuando un creador deja su crisálida para ir en busca de una mirada poética, esa que atrapa y da vida a toda una cosmogonía”.
En la adopción de un universo simbólico propio, trastocando el impuesto por la tradición, se debate la lucha agonística de todo creador para hacer notar su aporte a los bienes culturales. Es en la diferencia que se marca —antropofagia mediante— con las producciones del pasado donde se destaca la obra emergente; surge de la inminencia de una revelación, trasuda en la depredación de lo ajeno, de lo otro, funda su sacrificio y su mito, los símbolos que la sostienen y la hacen deseable. Sin placer del texto, del color, del sonido, no hay contacto con la belleza y “la belleza es una entera madre que sacude”. Malone agrega que estas conversaciones entre Diez y Spinetta “revelan la tan personal apropiación simbólica y el estado de constante poiesis, de quehacer poético activo, que durante treinta y cinco años han caracterizado a la obra de uno de los artistas más innovadores, y ya un clásico, de la música argentina”. Esta lectura de alguna manera es confirmada por Juan Carlos Diez ante una pregunta del conductor Andrés Figueroa en el programa 20 y 20 Nacionales: ¿qué característica destacarías de Spinetta?, y la respuesta fue “el trabajo constante, la seriedad en la producción, en la innovación artística del Flaco”.
Para interpretar mejor el universo aludido de Spinetta, a modo de completar o abrir aún más la mirada, se cita la contratapa del libro Martropía:
“Con más de treinta y cinco años de trayectoria y cerca de cuarenta discos grabados —en grupo o como solista—, Luis Alberto Spinetta es sin lugar a dudas uno de los representantes más significativos de la música popular Argentina. Creador de letras de hondo lirismo y compositor que abreva en las armonías del jazz y en la esencia melódica de Buenos Aires, Spinetta es también uno de los integrantes más destacados de esa generación mítica que dio vida al rock argentino. Durante más de cinco años, Juan Carlos Diez compartió incontables horas con el Flaco, a lo largo de tardes y madrugadas, en una cocina aromada de especias y en un estudio de grabación, frente a mates espumosos y en sobremesas de música y reflexiones. El fruto de esos encuentros es esta hoja de ruta arbitraria que nos permite asomarnos al universo de este artista singular. Sus influencias musicales, sus vivencias y sensaciones, sus obsesiones, su música y su pensamiento sobre la realidad de hoy, conviven con Castaneda y El Bosco, Jimi Hendrix y Los Beatles, Artaud y Bataille, Piazzolla y el capitán Beto. La discografía completa y una selección de letras de canciones, que incluye tres temas inéditos, integran esta obra ineludible para quienes quieran conocer en profundidad al artista y también para todos aquellos que, conociéndolo, busquen reconocerse en su trayectoria”.
Porque sólo la devoción por las obras de arte del pasado —incluso las contemporáneas, que pertenecen de inmediato al pasado al reconocérselas en la serie artística— que nos influyen depara esos desafíos de intentar crear una obra nueva. Sólo el malestar en la cultura puede empujarnos a arriesgar nuestro pensamiento y navegar hacia un destino desconocido. El libro Martropía tiene una propuesta, y viajar hacia el universo Spinetta es una verdadera aventura, un desafío interesante, porque se deben enfrentar producciones artísticas que se hace necesario sentir y comprender plenamente en una dimensión en donde ocurren múltiples encuentros, mixturas y yuxtaposiciones. Por lo tanto para poder percibir su original propuesta hay que abandonar la seguridad que brinda la realidad y sus ordenamientos disciplinarios, aquella estratificación social que mueve el engranaje inalterable del tiempo y del espacio. Es necesario liberar el cuerpo y abrir la mente para captar y ser captados por los diferentes matices sonoros que componen sus canciones; cargadas de símbolos y referencias, de mitos y vivencias cotidianas. Son obras de arte que nacen de su imaginación y se expanden y multiplican como “organismos en el aire”.
Escuchar a Spinetta es encontrar a través de la música, de las letras, de los silencios, una colorida paleta de imágenes y melodías; aleaciones-rituales que se inoculan en la mente y mezclan atmósferas, manipulando así fuegos encendidos en paraísos artificiales, entonces se convierte “el corazón en una vieja medalla” que conecta las vibraciones del espíritu con el cosmos.
La obra de Spinetta se entreteje con las cosas y sucesos que devienen en la misma vida, se halla contaminada con las producciones simbólicas y las prácticas discursivas que ha inventado y explotado el hombre hasta hoy. Podríamos arriesgar que se erige sólida y única entre otros bienes culturales, como consecuencia de su calidad y de su carácter contemporáneo, logrando en ese proceso su propia identidad. Este cantautor nos obliga con cada nueva placa que edita a reponer aquella sensación enunciada por los pensadores griegos para explicar los hechos que les presentaba el mundo: el asombro. Spinetta en cada uno de sus proyectos nos lleva, nos conduce, de asombro en asombro. En ese sentido el periodista Juan Carlos Diez a través del libro nos otorga una contraseña y nos explica que Martropía es:
“El estado de ensueño causado por la visión de puentes amarillos, y a la consiguiente sensación de cruzarlos que se produce cuando un creador deja su crisálida para ir en busca de una mirada poética, esa que atrapa y da vida a toda una cosmogonía”.