Un cuento inédito del reconocido escritor ecuatoriano Abdón Ubidia
¿Cuánto dura el presente? Era la pregunta venenosa que arruinaba nuestros momentos felices. Ella estaba loca. Y yo la amaba quizá por eso. Por sus exabruptos. Al principio, cuando empezábamos a vernos, cuando ella huía y yo la buscaba ―y a veces era al revés―, trataba de sorprenderla con respuestas ingeniosas. ¿Cuánto dura el presente? Es el rasgar de un fósforo ―decía yo―, un destello en la oscuridad; un segundo, unas horas, un día, unos días que nos aprisionan, un tiempo uniforme que nos cerca, la buena racha que queremos que no pase, o la mala que queremos que pase y no vuelva más. Eso, lo único seguro que tenemos entre las manos. Tales eran mis primeras respuestas. La hacían reír. Echaba la cabeza hacia atrás. Miraba al cielo. La risa infantil que gorjeaba en su garganta, en su boca bella para mí. El pelo que brillaba contra la luz torrencial del verano. La felicidad de haber sido alcanzada por una brisa fresca. Y de pronto, el corte brutal, la sombra que pasaba ante sus ojos, el rictus severo que le amargaba el rostro. Y la pregunta maldita a flor de labios: ¿Cuánto dura el presente? Era claro. No soportaba la felicidad. No creía merecerla. Lo mismo en el sexo. Después del jolgorio, después del éxtasis tan suyo, la pregunta renacía con fuerza. Y yo que empezaba a vociferar. A acusarla de eso, de no soportar la dicha. De estar hecha para la desgracia. De ser un rehén del futuro incierto. De arruinar el presente con el miedo de lo que no se sabe si vendrá. De terminarlo, mañosamente así. Un día, en el cuarto del hotel de una playa calurosa, escribí, en su piel tersa, con un marcador de tinta azul, entre sus amados senos y en viaje hacia el pubis, la frase odiada: ¿Cuánto dura el presente? Y me fui para siempre. Sabía que, bajo la ducha y entre sus seguras lágrimas, ella vería diluirse la frase manida, diluirse así, como se diluye el presente. No volví a verla. Pero, a pesar de todos mis esfuerzos, ella sigue en mí y no logro olvidarla. Desde entonces, otra frase torturante me persigue: ¿Cuánto dura el pasado?
Abdón Ubidia (Quito, 1944) es una de las voces más representativas y relevantes de la moderna literatura ecuatoriana. Su libro de relatos Bajo el mismo extraño cielo (Premio Nacional de Literatura José Mejía, 1979), Divertinventos (1989) y las novelas Sueño de lobos (declarada Libro del Año 1986 y ganadora también del Premio Nacional de Literatura) y Ciudad de invierno (que ha alcanzado las diez ediciones) lo insertan en el cuadro de honor de la literatura iberoamericana.