Selección de poemas de Ianina Fornaro
Conjuros entre flores y furia
Ceguera
Vi tu boca
antes, ceguera.
Bebí de las palabras,
daban giros,
las acariciaban mis ojos.
¿Cómo acontecer
si donde no escribo
el ombligo
se vuelve morada?
¿cómo revivir a los muertos
que no van a volver a escribir,
cómo refundarlos?
Una voz
Una vez,
haciendo comer a mi hija,
pensé: “qué cerca
se está de caer”
la sostenía
le daba papilla en la boca
qué cerca de volver a la tierra
al canto
a la montaña,
algún día una voz
la salvará
de la noche.
Herencia perdida
Fui a la tumba,
me descalcé,
caminé la tierra,
y pisé las raíces
de una herencia perdida.
Limpié el mármol
lo único que pude acariciar.
Vos no me querés,
repetías en las noches.
Partí entre jazmines y fresias.
Duelo
Tocaron la puerta
revisaron los armarios
a ver si todavía estaba tu ropa
debajo de la cama.
Vi una silueta
atravesar el espejo
y una sombra de luz
moviéndose en la noche,
vi pasar la oscuridad por el pasillo.
Sonó el teléfono
un mensaje viejo
decías que pasabas a buscarme.
Rasuré la punta de un lápiz
con un cuchillo manchado
y escribí en un papel:
“Te sueño despierta
pero ya no siento
tu aliento en mi boca”.
Un hogar en cualquier parte
Mujer
Mujer,
tu pelo despide rosas
cada vez que hablas.
Se siente el perfume de lejos.
Tu dulzura acecha
cualquier pensamiento absoluto.
Se mete en las grietas
de los cuerpos más rígidos.
¡Ay mujer!
Me abandonas desnuda
viendo estremecer
la noche entre mis dedos.
Accidente
Pasamos de largo
un estallido habitó el accidente.
Crujió el techo de la casa
que construimos
y salimos después del derrumbe.
Nos quedó el corazón
abrochado a una pared.
Muerte
No tengo nada contra tu muerte,
sos un vacío en el crepúsculo
me demolieron las manos en una inundación.
Solo me quedaron los dedos unidos al espanto
soy una mujer que camina entre espinas
sin dañar la rosa.
Desapareciendo
Afuera era todo un vendaval,
dentro un tibio fuego
acariciaba los huesos de mi espalda,
estaba desapareciendo
consumida por un hogar
tan cálido como ajeno.
Me dejé llevar por el calor
y mi pelo enmudeció de golpe.
Era lo único que me ataba.
Emboscada
Ya no te imploro Safo
que me devuelvas las estrellas de aquel amor sangriento.
Te pido que me des la alegría de las ceremonias
de aquellos cuerpos imprescindibles
y que el paso del tiempo
decida si fue una emboscada.
Ianina Fornaro nació en la Ciudad de Buenos Aires, en 1981. Escribe poesía y ejerce el psicoanálisis en la misma ciudad. Hizo su formación clínica en hospitales de CABA. Se interesa por la relación entre literatura y psicoanálisis y publicó artículos referidos al tema en ElSigma, Revista Significantes y en el libro Borges: Nuevas lecturas desde el Psicoanálisis (en colaboración, 2021). El mismo año publicó dos libros de poesía Conjuros entre flores y furia y Un hogar en cualquier parte.