En esta oportunidad presentamos cinco poemas del libro Bosque Cotidiano de la poeta Natalia Schapiro.
Living
Pido hundirme
en un monte de silencio y luz
para corregir poemas en la compu
solo puedo así:
sin sueño, hambre ni obligaciones.
Pero mi hijo está luminoso
dibuja con un amigo en el living
entre murmullos de colores
una cápsula de risas vuela sobre la mesa.
Viven en el papel, los lápices son ramas
de un refugio donde solo caben ellos.
El más grande trajo su deseo
de acariciar la guitarra en el sillón
exprimirla como a una fruta rara.
Renuncio una vez más
asombrada miro los sonidos
van cayendo sobre todas las cosas
en una lluvia suave.
Presbicia
El viento trajo la presbicia
junto a unos sapitos durmiendo
en mis párpados
un abanico de líneas sonriendo
al lado de los ojos
otro sabor en la piel.
La presbicia llegó
junto a una madre huérfana y enferma
un hijo pasando a buscarme en mi auto
un marido que a veces
me baña en indiferencia
y a veces me quiere.
Te preparo un licuado
No son momentos de zambullirse
como cuando te leía un cuento de peque
vas y venís
con tu caverna portátil
impenetrable
habitada por luces risas voces.
Voy bordeando los costados
a pasos de cangreja
pendo de algún comentario
que milagrosamente asoma en tu boca.
Te preparo un licuado, galletas de manzana
volvemos al principio:
el hilo silencioso de la nutrición
sobrevive, una roca
en el oleaje de tu adolescencia.
Tus manos
No son calas
tiemblan sin pulso
se les resbalan vasos
y estrellan en el piso.
Pero aprendieron
en la sucesión de otoños
inviernos veranos
a acariciarme
en una música de orquesta
vibran los sentidos
tus manos
saben empezar despacio
como las primeras gotas de lluvia
demorar los inicios
trenzar los suspiros
inventan mi cuerpo
tus manos
mientras la corriente crece
me llevan
como a un potrillo por el campo
la música a un piano
el cauce a su río.
Madre
Reconozco el comienzo del día
en esta pena que hunde
y lame a mi madre vieja
desde allí va saliendo
el pañuelo de la mañana.
Los enojos se deshilacharon
brota amor antiguo
pegado a los huesos.
Y ahora estás tan frágil
solo puedo cuidarte
del viento.
Natalia Schapiro vive en Buenos Aires. Psicoanalista y pelirroja. Algunos de sus libros
publicados son Lucía y la varita china, Cuentos callejeros, A la vuelta del mundo, A salto de
cangurito, Diario de dragones, Una tertulia inolvidable, ¿Alguien anda ahí?, Dorotea cumple
mil, 100% fútbol, Cumpleaños a golazos. Bosque cotidiano fue finalista en el concurso Gerardo
Diego, Diputación de Soria, España. Es su primer poemario. Además de escribir es amante de
las montañas y las tortas de manzana.
@copyright de la foto: Camila Vendler