El 13 de junio se presentaron en el Centro Cultural de la Cooperación dos libros de Francisco Tete Romero: la reedición de Culturicidio. Historia de la Educación Argentina (1966-2004), y el nuevo ensayo, Culturicidio 2. Cultura, Educación y Poder en la Argentina 2004-2019, publicados por RGC Editores, en Coedición con Editorial Contexto de Chaco, con el auspicio de la Dirección de Políticas Culturales del CCC. La presentación estuvo a cargo de Horacio González y de Gabriela Diker, Rectora de la Universidad Nacional de General Sarmiento. Tanto González como Diker destacaron el valor de ambos textos, no sólo en cuanto a desocultar los mecanismos culturicidas de antaño y los que actualmente padecemos, sino también por su capacidad propositiva para imaginar horizontes emancipatorios desde la cultura y la educación pública.
Fragmentos de Palabras a modo de umbral de Francisco Tete Romero
“14 años después de la primera edición de este ensayo, de enero a junio de 2018, reviso y corrijo íntegramente este texto. Mi objetivo es agregar unos capítulos que den cuenta de lo acontecido entre 2004 y 2018, propósito además por el que vengo investigando, leyendo y escribiendo borradores desde el 2013.
Sin embargo, luego de la relectura completa de lo escrito entre 2002-2004, leído desde la compleja trama de coordenadas previsibles e imprevisibles –decibles e indecibles– de nuestra realidad actual y de reflexionar acerca de cómo abordarla para poder traducirla, para desocultar qué hay de continuidad y de ruptura, de viejo y de nuevo en las narrativas que tejen y destejen dicha trama, la que define sus formas y horizontes de sentido, decido hacer algo más: escribir un nuevo ensayo, Culturicidio 2, cuyo subtítulo: Cultura, Educación y Poder en la Argentina (2004-2019), me permite resignificar también el texto publicado en el 2004, a la luz de mi comprensión actual de los alcances de lo que escribí, un ensayo sobre los estados de la cultura y la educación luego de tres décadas de reinado neoliberal. En su primera versión el subtítulo de este nuevo ensayo no incluía el paréntesis de fechas y terminaba “en el Centenario de la Reforma de 1918”. Pero su escritura me llevó más tiempo del previsto y me dio, como ventaja, una perspectiva histórica mayor. Porque la nueva hora americana es un Nuevo Plan Cóndor para América Latina. No obstante, aquel centenario sigue teniendo para mí una importante potencia interpeladora.
Decidí entonces, por las razones expuestas, que este texto que para mí se llama Culturicidio 1, se reedite tal como fue concebido, más allá de su nueva revisión y corrección. No sólo porque el período 2004-2019 ameritaba un nuevo ensayo, sino porque ambos libros, lo sé muy bien ahora, representan dos etapas de mi vida personal, literaria y política que requerían y requieren espacios propios, tratamientos y formas de abordaje diferentes.
Ahora bien, el compromiso con el ejercicio del pensamiento crítico requiere como condición de posibilidad para sostener su coherencia crítica, la indispensable autocrítica de aquello que no hicimos, que no supimos o que no pudimos hacer, o bien que ahora consideramos desacertado. Autocrítica al interior de una experiencia colectiva que desde luego me involucra –y reivindico, pero no acríticamente–, la desarrollada por el espacio político de los gobiernos del período histórico 2003-2015.
Así vuelve entonces Culturicidio, esta vez acompañado de un segundo tomo, de un ensayo que es a la vez continuidad del primero y otro texto, diferente, pero hermano de aquél, destinado o condenado a co existir en estado de diálogo y debate.
Porque un nuevo culturicidio feroz vuelve a castigar nuestras vidas, porque estamos inmersos en el tercer ciclo de endeudamiento externo y desreponsabilización del Estado Nacional de sus roles como garante de derechos, entre ellos, el derecho social a la educación. Porque estamos sufriendo una regresiva redistribución de la riqueza tanto material (la que nos vacía los bolsillos y los derechos) como simbólica (la que empobrece la cultura y la comunicación, la educación, los conocimientos científicos y tecnológicos), desde los sectores asalariados a los del capital financiero más concentrado. Porque este nuevo plan de la miseria planificada tiene como condición de posibilidad de la opresión económica, la más portentosa y sofisticada urdimbre de dispositivos tecno-comunicacionales audiovisuales y digitales de colonización cultural de las subjetividades y del sentido común.
Recupero entonces ese neologismo que sólo había visto en un par de textos, escrito como al pasar y de referencia ambigua. Porque en el 2002 había decidido precisarlo, resignificarlo como una contraseña clave para meterme en los pliegues secretos de nuestra vida social durante los años de saqueo y horror, para que en diálogo con genocidio me permitiera adentrarme en las aguas turbias de nuestra historia nacional. Culturicidio: delito contra el derecho de gentes consistente en la aniquilación intencional de las creaciones, objetos y valores culturales, patrimonio de un pueblo, indispensable para la constitución de sus subjetividades, de su identidad nacional, con el propósito de transformar a los sujetos sociales en seres diametralmente diferentes, en individuos despolitizados, temerosos, aislados de lo colectivo, disciplinados según los intereses del sector dominante.
Escribo estas líneas, por lo tanto, como escribí ambos ensayos, desde profundos dolores, en especial, ahora, porque no pensé que después de lo que habíamos sufrido en los aciagos días de 2001-2002, la mitad más uno de los argentinos y argentinas elegiría el rumbo del Titanic para una nueva colosal desventura nacional que nos está llevando puestas las esperanzas de nuestras grandes mayorías y también de las generaciones venideras, porque en sólo tres años nos han endeudado por cien años.
Pero escribo también desde la indomable esperanza de que se abrirán los ojos y oídos, las mentes y los corazones antes de que el Titanic en el que malvivimos la mayoría encuentre su iceberg final. La orquesta suena cada vez más fuerte y aunque desafina mucho sigue confundiendo.
Sin embargo, muchas y muchos de nosotros estamos empeñados en que podamos y deseemos cambiar de rumbo antes de que sea demasiado tarde. A eso llamo aquí la disputa cultural por el sentido que decidamos darle a nuestras formas de vida comunitarias. Porque el neoliberalismo como proyecto cultural intenta borrar memorias, experiencias, ideas y lenguajes de una trama cultural, política, educativa y jurídica que concibe a la democracia como ampliación de derechos, al Estado como garante de esos derechos en términos de redistribución justa de la riqueza, como árbitro de las relaciones entre el capital y el trabajo y a la política como reinvención de la realidad. De eso se trata el segundo culturicidio: barrer con más de siete décadas de historia argentina, para retrotraernos al país anterior al peronismo, el de la naturalización de la desigualdad social.
Escribo, entonces, desde el compromiso y la chúcara esperanza de que como escribiera Sartre, “habremos de ser lo que hagamos con aquello que han hecho de nosotros”. Pero aquí agrego: tanto en lo que concierne al canto de sirena del marketing político “subamos al Titanic para cambiar nuestras vidas” y seguir escuchando la orquesta en su cubierta ya inundada, como a no olvidar lo que logramos hacer como sociedad con aquello que las políticas neoliberales habían hecho de nosotros en el precipicio 2001-2002. Las voces de esas dos formas de ser argentinos y argentinas disputan nuestros cuerpos y corazones.
Que nos una el amor solidario y no el espanto, ni mucho menos el odio, en las vísperas de nuestra hora señalada.
Francisco Tete Romero (Resistencia, 1963). Es escritor, docente y editor, Profesor en Letras egresado de la Facultad de Humanidades de la UNNE, Director de Estudios del Instituto de Educación Superior de la Fundación Mempo Giardinelli y Director del Instituto de Investigación Juan Filloy. Ejerció la docencia en Escuelas Secundarias, en la Facultad de Humanidades UNNE y actualmente en el Instituto de Educación Superior San Fernando Rey. Publicó El regreso del Eternauta (1994), Eclipse de mujer (2006), Culturicidio. Historia de la Educación Argentina (1966-2004), con ediciones en Venezuela y Cuba (2010), Escribir desde nuestras orillas (2009) y Épica de lo imposible (2010). La próxima lluvia (Mulita, 2016), es su última novela.