Compartimos diez poemas de Tumbita, el último libro del poeta argentino Miguel Martínez Naón, publicado por Ediciones Lamás Médula (2017). “Tumbita es la tierra fértil que rodea a la lápida. Allí donde se amuchan los quijotes de las causas justas: poetas muertos que viven. Artistas, militantes, revolucionarios. Simples mortales que ya hemos fallecido en otras ocasiones. Sobrevidas de otras vidas que siguen cantando con la mirada erguida en una misma fosa común”, escribió Sol Giles para la Agencia Paco Urondo.
Padre
Se desune
la muerte de mi viejo se desune.
No me apura el mar con toda su ceniza
no me apura el recuerdo con toda su inocencia
se puede ensayar todavía
y se puede militar
Yo digo que vamos a hacer la revolución
y mi viejo se distiende sobre el mar
y sonríe
Por debajo de su locura
es un muerto a caballo
que mancha
Cosa de loco
No me voy solo
cuando salgo de vos
Juan Gelman
Un loco dormido sobre la mesa
sueña con el centro del universo
Gira su voz
El centro del universo es un alfiler
no descose su voz un solo día
El loco sueña descosido de vos
Nunca
Lo que separa la noche
son dos ciudades
y mañana será el principio
de no habernos conocido nunca
Quiere decir
Por esta noche no sueño.
Hay una calle bajo mis pies y una cuadra
donde vivís y una vereda
y una sola luz
Eso quiere decir que estamos cerca
y que no vamos a estar tristes
Otro cantar
Las canciones se ahogan
los muertos bucean
en mis ojeras
los muertos
confían
que voy a caer
de pie
que voy a morir
de pie
y cantan
En la tierra
Corazón hermano mío
para qué volví
para qué senté cabeza
yo no sé
Me corto la voz con tu filosa suerte
vas a reventar en la nuca
de los muertos en la
copa donde no
fueron velados
en la tierra donde los
asesinaron
Los juguetes
A mi vieja
Hoy todos los juguetes se van al mar
Vos tejido de lana y los poemas
el perro cumpliendo más años que su muerte
el albañil un poco más sordo
la casita que navega en pisos rotos de madera
la infancia sobre la madera
Van tus luciérnagas
al mar
los últimos obreros de la noche
tu parral
tu paz
tus viejos ojos
Hijos del exilio
Los hijos del exilio somos huesos rodantes
Nadie pregunte lo que soñábamos
Siempre estábamos lejos y ahora
todo
nos queda lejos.
Fuimos dulces bajo las palmeras
y la nieve nos hirió el idioma.
Fuimos los casettes que cuentan ahora
lo que jugábamos
o lo que comíamos
y siempre estábamos divinos en la foto
y cerrábamos los sobres
para los abuelos
con ganas de meternos adentro
como enanos
manuscritos
Muchachos
El dolor nace del viento
de las telas de araña
piedras
boca de los cementerios
Chicos cerrados a la luz:
el recuerdo es otro país
con la sangre entre los huesos
No hay recuerdo
muchachos
sólo golpes de puño
que todo lo cierran.
No olviden el cielo entre los ojos
guirnaldas
relámpagos
No quiero dar la espalda ni olvidar
Muchachos
Estamos aquí
en el otro país
tal vez en sus olvidos haya sangre
todavía
No corran
hay tiempo para descansar
para olvidarse de nosotros
Muertos y despeinados
A Raúl Mansilla
A Silvia y Darío
Devueltos al rock
los músicos toman vodka con naranja
debajo de la tierra
cada dos o tres planetas
tocan
ensayan el eterno
Los músicos se ríen solos
y la tierra es una risa del color de las naranjas
sangran los borrachos
cazan palomas sobre los techos
se las comen y vuelan
con alas en la pija
Miguel Martinez Naón nació en Palo Alto, California, Estados Unidos, en 1976. Es escritor y actor, nació durante el exilio de sus padres (ambos argentinos) en Estados Unidos, pasó su infancia en México y regresó junto a su familia a la Argentina con el retorno de la democracia, en 1984. Además de Tumbita, publicó Estación de Servicio (Poesía, 2012). Vive en Buenos Aires, colabora como redactor para la Agencia Paco Urondo.
Fotografías: Julián Athos.